Carlos Urdiales

Combatir con paz la violencia

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
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El crimen organizado asedia las elecciones del 6 de junio. La violencia no es generalizada, el miedo tampoco. El daño a la democracia sí. Hay ambientes donde la vida cotidiana va y las campañas también. Sin embargo, las repercusiones por el asesinato de 88 políticos durante el proceso en marcha son expansivas.

Importa que campañas sean alteradas, canceladas o silenciadas; impacta que delincuentes incidan en quién sí y en quién no puede gobernar y peor, que digan cómo debe gobernarse. El número de regiones, municipios y corredores interestatales bajo control fáctico de la ilegalidad es incierto.

La guerra y la paz no se escrituran. Con la guerra perdemos todos, sin importar filias y fobias. La paz sólo será fruto de esfuerzos transexenales por encima de partidos políticos y de épicas ideológicas.

Los cárteles criminales son entes dinámicos que responden y se reconfiguran; nacen, se reproducen y fragmentan por acoso de la autoridad o por simple circunstancia; se coluden con poderes caciquiles y atomizados, son más eficientes que las instituciones porque viven fuera del imperio de las leyes.

Votar es una manera eficaz de combatir la violencia. No podemos rendir la plaza para que unos cuantos influyan, constitucionalmente, en la vida pública.

Popularidad presidencial. ¿Puede Andrés Manuel López Obrador estar mejor valorado como líder que como gobernante? Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) documenta que sí.

Los positivos sobre su liderazgo se mantienen sólidos, mientras que las apreciaciones en rubros específicos de la administración federal que encabeza desde hace dos años y medio, empatan entre aprobadas y reprobadas.

La percepción del avance del país bajo su gestión descendió de 67.8 por ciento, en marzo de 2019, a 32.1 por ciento, en mayo de este año. Hoy, 44.7 por ciento de los encuestados por GCE creen que estamos estancados en contraste con el 25.9 por ciento que, al cumplirse cien días de mandato, eran optimistas.

Si hoy fuera la consulta popular para la revocación de mandato (y no en marzo del próximo año), GCE afirma que el 54 por ciento votaría por la permanencia de AMLO en el encargo que, dicho sea de paso, es irrenunciable.

Son mayoría los que piensan que al país le conviene la prevalencia de Morena (46.1 por ciento) en la Cámara de Diputados, contra un 42 por ciento que considera que sería mejor que otras fuerzas políticas ganaran más espacios en el Congreso, y forzaran a más consensos políticos.

Empate. 47.2 por ciento de los encuestados creen que el Presidente López Obrador no reconocerá plenamente los resultados de la elección del 6 de junio, mientras 43 por ciento confía en que el mandatario asumirá sin cortapisas los resultados que el INE dé a conocer. Veremos.

La polarización social precede a la elección del 2018. El malestar social y el denominado voto de castigo, no nacieron con este sexenio. Del Presidente López Obrador podrá gustar o no la textura, el método y el abordaje, pero su lectura social es correcta. La mayoría está y continúa agraviada desde hace décadas.