Carlos Urdiales

Covid ya es principal causa de muerte en México

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Urdiales 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

La mal llamada “gripita”, como algunos se refieren a la Covid-19, la expresión clínica del coronavirus SARS-CoV2, ya es la principal causa de muerte en México, más que las enfermedades coronarias, más que la diabetes, tumores, obesidad, cáncer, homicidios o accidentes.

Su letalidad durante el primer semestre del año pasado fue contundente, de los 579 mil 596 decesos de 2021, 145 mil 159 fueron consecuencia directa de la Covid-19, según el registro del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La mortalidad respecto al primer semestre de 2020 aumentó 23.5 por ciento (110 mil más); de ese tamaño el exceso de mortandad por la domada y minimizada pandemia.

Hace dos años, entre enero y junio de 2020, el registro oficial de muertes por Covid fue de 51 mil 402, un año después, esa cantidad se triplicó. Ese crecimiento coincide con la saturación hospitalaria, a nivel nacional, que padecimos justo hace un año.

En total, el Inegi informó que de enero de 2020 a junio de 2021 sumaron 345 mil 415 decesos por la pandemia de Covid-19, cifra mayor por 42 mil casos respecto a los 303 mil 183 decesos que publicó ayer la Secretaría de Salud.

La endeble estadística oficial no logra ocultar la magnitud de la peor tragedia sanitaria en el último siglo.

Inflación, la otra pandemia. En 2021, la inflación en México fue de 7.36 por ciento, el incremento en los precios de productos y servicios más severo de los últimos 21 años; en la primera quincena de enero, la marca descendió a 7.13 por ciento, marginal e incierto indicador, ya que la cuesta de enero apenas comienza.

Ese aumento en el costo de la vida tiene varios destellos representativos; el precio de los combustibles, que con o sin gasolinazo —asunto semántico y ocioso—, se mantiene por encima de su línea histórica, no baja ni bajará; comestibles, como el limón (36 por ciento al alza), y en cuya cadena producto-comercialización se asoma la intervención del crimen organizado, e incluso la tortilla, insumo base para decenas de derivados asociados, que amenaza con llegar a 24 pesos por kilo, si la burbuja de la carestía no se desinfla.

El bienestar de los mexicanos no debe estimarse en billetes y monedas; no, la felicidad tiene otros rostros, la justicia, educación, cultura, seguridad, salud a través del acceso a servicios e insumos que garanticen nuestra existencia. No todo es indicadores neoliberales ni métricas económicas.

Será el pueblo, con sus mil facetas y expresiones, el que determinará si, una vez más, como ha ocurrido a lo largo de la historia moderna, suple bienestar con esperanza, si la inmovilidad social, que no es otra cosa que la ausencia de desarrollo y prosperidad, se diluye ante el encanto de una nueva emoción colectiva mayor, en este caso, la transformación de la vida pública. Y confiar en que los objetivos morales de la administración se materialicen. Porque los económicos…