Educación y jóvenes en tiempos electorales

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Urdiales
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Justo cuando Claudia Sheinbaum decidió no participar en el foro “10 por la educación”, organizado por el Consejo de la Red de Organizaciones Suma por la Educación, encabezado por Francisco Landero, al tiempo que el Presidente López Obrador ratificó la deserción de México de la prueba PISA, la que mide avances en la materia entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); resulta que 400 escuelas de formación universitaria realizaron un simulacro electoral en el que participaron más de 255 mil estudiantes mayores de 18 años.

La nota del ejercicio con boletas y urnas en aulas no fue el claro triunfo de la candidata de Morena, sino que Jorge Álvarez Máynez le ganó por tres a uno a Xóchitl Gálvez.

Durante sus más recientes entrevistas y encuentros con medios, al candidato de MC le preguntan si se bajará de la campaña para adherirse a Xóchitl Gálvez y accionar el llamado voto útil para cerrar el abismo entre la candidata del Gobierno y la de la oposición, a lo que Máynez repite que no, que llegará al final y presumir su tendencia ascendente, aunque venga de una base muy pequeña.

El simulacro universitario, la parcial fotografía de preferencias entre los 255 mil jóvenes, debe prender alarmas en el cuartel de la candidata rosa, azul, roja y amarilla.

Caer al tercer lugar el 2 de junio sería el certificado de defunción del PRI, del PRD y de un frente ciudadano que decidió pasarse de listo ante los ciudadanos al simular defender la democracia.

En este contexto, la doctora Sheinbaum razonó su apoyo a la voluntad del Presidente López Obrador por desvincular la política pública de educación de los lineamientos de la OCDE. Afirmó que el país no debe supeditar sus objetivos a aprobar un tipo de examen, y se refirió a la integralidad con la que debe articularse un programa nacional que construya niños y jóvenes capaces y felices.

Tiempos políticos que dan espacio para prometer lo mismo que ofrecieron hace décadas otros partidos y otras candidaturas. Para sondear, a través de entusiastas universitarios, tendencias de voto y actuar estratégicamente en consecuencia.

Luego, en el poder, lo que se pueda y no lo que se deba. Hasta dentro de otros seis años.

Hablando de campañas. Interesante fenómeno en Morelos, donde tras un sexenio opaco e ineficiente, la candidata de la coalición oficialista, Margarita González Saravia, logra desmarcarse de Cuauhtémoc Blanco y consolidar su ventaja sobre la abanderada opositora, Lucy Meza.

La candidata de Morena, apegada a buenas prácticas electorales, recorre los 36 municipios de la entidad. Paz y seguridad son ejes en sus promesas. La exdirectora de la Lotería Nacional sabe dónde están los mayores apremios de los morelenses y, a partir de ellos, construye esperanza.