Carlos Urdiales

Peritajes y deslindes comunes

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Urdiales 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace cuatro años y un régimen, el gobierno de entonces informó, con retraso de una semana, causas probables y presuntos responsables por el socavón que se abrió el 12 de julio de 2017 en el Paso Exprés de Cuernavaca que costó la vida de dos personas.

Un grupo de peritos profesionales independientes fue convocado por la SCT para deslindar responsabilidades y concluyó que no realizar cambios en una tubería, fallas en diseño, construcción y supervisión de las obras, causaron la mortal oquedad.

Adversarios al gobierno de Enrique Peña Nieto insistían en la responsabilidad política del entonces titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza. Sin embargo, la Secretaría de la Función Pública y el Órgano de Control Interno no encontraron pruebas en contra del colaborador presidencial.

Cuando el socavón apareció en el Paso Exprés, Gerardo Ruiz Esparza, anunció que un grupo de expertos del Colegio de Ingenieros Civiles de México iniciaba de inmediato trabajos en la zona para determinar causas del siniestro. No habría impunidad.

La dislocación de la fallida tubería se pudo originar por las siguientes causas: el deterioro de la alcantarilla, el efecto del esfuerzo inducido por el terraplén y el peso propio del muro, más la falta de resistencia residual del tubo, comentó el entonces director General de Carreteras de la SCT, Clemente Poon Hung, en conferencia. Los peritajes continuarían.

Transformación mediante, el pasado martes trascendió que el tercer informe de la empresa noruega DNV-LG señala como presunto responsable por el colapso del tramo elevado de la Línea 12 del Metro (el pasado 3 de mayo) al ingeniero Alejandro “N”, en 2012, según archivos de la constructora fungía como director general del grupo IPISA responsable de supervisar (mal aparentemente) la construcción de la Línea Dorada, doblada y colapsada.

Indagatorias, entrevistas y análisis hechos por especialistas de la Fiscalía de la Ciudad de México en paralelo, apuntan a que los posibles responsables de la muerte a 26 personas y dejar a más de 100 heridas, 10 de las cuales aún no se recuperan; podrían ser personal de segundo y tercer nivel de la empresa constructora.

A esta primera conclusión llegan peritos de DNV-LG, asentados en la carpeta de investigación, CI-FICUH/STCMP/UI-3C/D/00045/05-2021, que presume como principal causa posible un error por mala supervisión. Un error, por mala supervisión. Repetición intencional.

Se busca también en los archivos de la empresa a cuatro personas más, soldadores encargados de los “pernos Nelson” quienes, según el dictamen, los colocaron mal, además de no instalar los necesarios para la trabe y un trabajador más quien aparentemente era encargado del almacén y de notificar si se requerían más piezas de ese material, que según el dictamen preliminar, pudo causar la tragedia.

Los adversarios al gobierno de Morena insisten en la responsabilidad política de funcionarios estelares de la actual administración. Hasta el momento ni los expertos profesionales independientes ni la FGJCDMX han hallado elementos en su contra.

Ilusión también es transformación. Imaginar que por golpe de buena voluntad los incidentes o tragedias en obras o instancias públicas tendrán por justo final el derrumbe de personajes públicos, adorados por unos, repudiados por otros, es utopía.

La realidad es compleja, anunciar peritajes de expertos independientes de gran prestigio son un machote infalible, otro más. Con semanas de retraso siempre, los informes terminan por explicar lo que muy probablemente sea verdad, pero eso no satisface las expectativas de una sociedad a la que siempre prometen justicia tope donde tope, caiga quien caiga. Pero los que caen, no suenan.

Fallas, errores o incidentes en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, en el fallido operativo policiaco del New’s Divine en 2008 que mataron a inocentes resultan de la suma de pequeñas y letales omisiones.

Los chivos expiatorios suelen ser directores responsables de obra, inspectores, soldadores, capataces, comandantes, encargados de niveles secundarios. Las figuras políticas que, nos aseguran, terminarán en ruina total de prestigios y ambiciones, la libran.

Los famosos salen avantes. Los anónimos pierden tal condición sólo cuando caen en desgracia. No hay retórica ni propaganda que cambie ese común denominador cuando de peritajes y deslindes relevantes se trata.