Carlos Urdiales

Sheinbaum vs. López-Gatell

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

¿Claudia Sheinbaum o Hugo López-Gatell? La doctora que gobierna la capital nacional desafía, con sus acciones de gobierno, al zar anti Covid-19 del Gobierno federal.

La delfín de AMLO contrasta al rockstar de la 4T. La pandemia crece sin importar que las autoridades de Salud la minimicen. El martes se reportaron 10 mil 794 contagios en 24 horas y dos días después, el doctor José Luis Alomía, comparsa del zar Gatell en el stand up sanitario salió a echarse maromas discursivas tratando de explicar lo que no entienden.

Tecnicismos estadísticos no alivian ansiedad, angustia y desesperación en el pueblo. Hospitales en la Ciudad de México rozan la saturación, hay niveles de ocupación iguales a los de mayo.

Sheinbaum y su secretaria de Salud, Oliva López, insisten en el uso masivo del cubrebocas, sin noroñadas (sinónimo de payasadas). Por eso multiplican quioscos de atención oportuna y universal. Las largas filas en explanadas, parques, alcaldías, Estadio Azteca y estaciones del Metro ilustran la pesadilla, frío y SARS-CoV2 son una mezcla letal.

La ciudad está en alerta al límite, nos aferramos al semáforo naranja para no hundirnos en el rojo profundo. La gente está cansada y espantada de tanta pandemia, a todos cuesta esfuerzo, dinero y angustia. Esta Navidad no es blanca.

Claudia Sheinbaum, a diferencia de los gobernadores rebeldes de la Alianza Federalista, no puede mandar al diablo a López-Gatell y compañía, pero como aquellos, en los hechos, tomó su propio camino sanitario y político. Apostó por la ciencia política y no por la política de la ciencia.

Cada día en la Ciudad de México se hacen más pruebas rápidas de detección, aquellas que Cofepris (de López-Gatell) frenó durante meses. Más pruebas para conocer en vez de “estimar” y “proyectar”, qué es lo que nos ocurre; para detectar brotes y contener la dispersión del coronavirus.

Se practicaban 5 mil reactivos diarios, van en 10 mil y se quiere llegar a 20 mil. Las pruebas sirven. Los cubrebocas también. La doctora no baila al son del doctor. Mientras uno receta saliva, la otra ofrece atención. También al límite, como esta alerta sinfín que sólo a los “puros” vino como anillo al dedo. A los mortales, no. A 103 mil muertos, tampoco.

López-Gatell vs. Ebrard

El canciller Marcelo Ebrard no se rezaga en la competencia por la candidatura de AMLO para 2024, la carrera global por la vacuna contra el Covid-19 es su plataforma, las noticias sobre avances, tropiezos, alientos e ilusiones le dan para jalar reflectores un día sí y otro también.

Puras buenas noticias le toca dar al titular de la SRE, firma convenios por doquier que garantizan que México tendrá vacunas tan pronto como las naciones más desarrolladas y ricas del planeta.

Hace diplomacia sanitaria, ilusiona cuando nos informa que ya en una o dos o tres semanas la vacuna de Pfizer llegará al país. La exitosa gestión terminará allí. Luego la Secretaría de Salud tomará la estafeta e iniciará el calvario; la distribución y su aplicación.

López-Gatell choca con todos, menos con su jefe. La cancillería explica que Pfizer, el laboratorio de la vacuna que demanda para su manejo, cadena de ultra frío (-80º C), no será obstáculo, ya que la farmacéutica se encargará de su traslado hasta puntos de vacunación donde ya no demanda frío extremo, suficiente para su almacenamiento en infraestructuras habituales.

Pero López-Gatell ya reparó en que eso es falso, que ni Pfizer ni ningún otro laboratorio conducirá ésa o cualquier otra vacuna, ya que México es territorio Gatell-Alcocer, es decir, que sólo ellos pueden armar la red de distribución y aplicación de vacunas.

Ni Ebrard, ni Sheinbaum ni gobernador alguno puede, dice López-Gatell, incidir en la competencia exclusiva del Gobierno federal. El subsecretario llama a la mesura en las ilusiones por las vacunas. Calma. El Sector Salud no ha diseñado cómo será esa urgente y ansiada campaña nacional de inoculación contra el Covid-19. Pero ya la hará.

La conciencia sanitaria de Palacio Nacional no comparte tribuna ni protagonismo. Abre debates a diario, señala adversarios, pontifica, ilustra. El manejo de la pandemia no fracasó, acaso no se entendió. O no lo saben explicar. O no pueden.