Daniel Alonso

Cucharadita

ARQUETIPO FUTBOL

Daniel Alonso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El domingo pasado Gerardo Martino tuvo su primer acercamiento con lo ríspido y traicionera que puede ser la eliminatoria “concacafquiana”. Canchas en mal estado, ambiente hostil en la tribuna, rivales que patean sin remordimiento, arbitrajes sin garantía de nada; en fin, el ahora octagonal está a la vuelta de la esquina y el presente ejercicio que representa la Copa Oro, creo que dejará mucha tarea al entrenador argentino.

Desde los tiempos del “clasificamos caminando”, México ha sufrido para clasificarse a Sudáfrica 2010 y para Brasil 2014 estuvimos al borde del colapso nacional cuando por varios minutos el Tri se encontraba eliminado. Fue gracias a nuestro vecino querido, Estados Unidos, que se consiguió el repechaje. Para Rusia, el polémico Juan Carlos Osorio devolvió la tranquilidad y México recuperó la confianza en la zona.

Con estos antecedentes, no creo que Gerardo Martino esté tranquilo tomando mate después de cada juego en esta Copa Oro; primero fue lo de Hirving Lozano, el empate a cero goles ante Trinidad, la inestabilidad de Funes Mori, el triunfo engañoso ante los salvadoreños y claro, no podemos dejar a un lado que la presión por parte de la prensa deportiva crece todos los días. Valiosas enseñanzas para la eliminatoria que comienza en septiembre.

Sumado a las condiciones adversas que conjuntan cada vez que la Selección Mexicana visita Honduras, Costa Rica, Estados Unidos o El Salvador, el rendimiento deportivo tanto en lo colectivo como en lo individual, ha sido muy bajo durante el presente torneo. Es normal que todo equipo, ya sea club o selección nacional, atraviese por rachas negativas, pero temas como la contundencia y los recambios en media cancha que no terminan por convencer, comienzan a generar ruido.

Sobre los delanteros la solución parece caer totalmente en los hombros de Raúl Jiménez, a quien abiertamente el Tata Martino le ha mandado un S.O.S. para encarar la eliminatoria; pero exigirle al Lobo Mexicano que sea nuestro mesías me parece inhumano después del fuerte accidente que sufrió y que le pudo costar su carrera e incluso la vida. Lo más prudente será que ni dentro ni fuera de la cancha, se le cargue demasiado la mano a Jiménez. ¿Qué pasará si Raúl no regresa a su nivel (toco madera)?

En el ombligo del campo también surgen dudas. Si bien es cierto que se cuenta con Héctor Herrera y Edson Álvarez, la realidad es que México sufre cuando a estos dos se les funden las piernas; como mejor referencia los últimos dos juegos de exigencia para los de Martino, ante Estados Unidos y El Salvador. En ambos cotejos la media terminó por partirse y la contención dejó de hacer su principal chamba: contener, valga la redundancia.

A escasos 40 días de que inicie oficialmente el peregrinar a Qatar 2022, las cosas se ponen interesantes. Sin sufrimiento, no cuenta. Por fin veremos las verdaderas cualidades de un técnico que ha dirigido equipos élites en el mundo, y seguramente el más emocionado es Gerardo Martino, porque en septiembre comienza el camino hacia el quinto partido, el camino para poder reescribir la historia.