David E. León Romero

Más que café

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El café está presente en gran número de mesas de las comunidades mexicanas, independientemente de su posición económica. Estudios demuestran que los mexicanos tomamos —en promedio— una taza de café 5 de los 7 días de la semana; es la tercera bebida más consumida en nuestro país. 

Somos un gran consumidor y también un importante productor. Algunas fuentes sostienen que la producción mexicana emplea a más de medio millón de productores (el 80 por ciento de ellos con una superficie productiva menor a dos hectáreas) en 15 estados de nuestro país. Son Chiapas, Veracruz y Puebla las entidades que ocupan los primeros puestos en nuestro listado de productores; sin embargo, tenemos café de extraordinaria calidad procedente de ésos y otros estados: Oaxaca, Hidalgo, Estado de México, Jalisco y Nayarit.

El Gobierno de México ha hecho un esfuerzo importante por apoyar a los productores de café, a través del programa Producción para el Bienestar, que en lo que va de la presente administración ha ejercido 81 mil 500 millones de pesos. Sin embargo, resulta importante fortalecer las medidas que les permitan incrementar la cantidad y calidad de sus cosechas.

La producción mexicana no se encuentra en su mejor momento; ésta disminuyó de manera sostenida del año 2000 al año 2016, para posteriormente registrar ligeros incrementos hasta nuestros días, recuperando un poco del terreno perdido; hoy somos el noveno productor a nivel mundial mediante el cultivo de cerca de 700 mil hectáreas.

Los productores solicitan apoyo y sus protestas en el sur de México no cesan. En días pasados, protestaron para exigir un mejor precio a cambio de sus cosechas dado que el monto que hoy reciben no resulta suficiente para sostener la producción. La queja se dirige hacia la empresa Nestlé, quien acapara la producción de la región para integrarla en sus procesos productivos. Es importante trabajar en conjunto para abatir las amenazas y riesgos que representan la inflación, la falta de mano de obra, el cambio climático y los precios bajos.

Justamente con ese objetivo en mente, en días pasados, la Secretaría de Economía aplicó un arancel-cupo del 20% al café en cápsulas con un peso inferior o igual a 40 gramos, con lo que busca proteger a la industria cafetalera mexicana. La medida busca atraer inversiones al sector, incrementar la producción, crear empleos, fomentar la competitividad y que el producto mexicano sea utilizado para satisfacer la demanda existente. Muy probablemente la medida pueda provocar un incremento en precios en un primer momento; sin embargo, se espera que pueda rendir frutos a mediano y largo plazo.

El café mexicano es mucho más que un simple producto de nuestro campo. Detrás de él están las manos de muchos mexicanos oriundos de las zonas más ricas de nuestro país, pero que desafortunadamente viven en un entorno de adversidad y pobreza. Si logramos reivindicar el valor del café, lograremos mejorar la vida de esas familias que tanto lo necesitan.