David E. León Romero

Violencia sin límite

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero
Por:

Las ventajas que nos ha dejado la conectividad, la tecnología y las redes sociales se ven eclipsadas por la violencia y destrucción que en ellas se vive. Con el anonimato, la distancia o el cristal de un dispositivo como escondite, la violencia, los insultos y el linchamiento se vuelve común. La tecnología recortó distancias, pero a la vez tornó cualquier hecho en un espectáculo de dominio público.

No es un tema menor. Su Santidad, el Papa Francisco, en su Carta Encíclica Fratelli Tutti, manifiesta que la agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y en las computadoras un espacio de ampliación sin igual. Complementa que aquello que en el pasado hubiera resultado impensable manifestar, hoy se expresa con toda crudeza. El Papa describe que el respeto se hace pedazos y en la misma medida se invade la vida del otro hasta el extremo. Los latigazos verbales lastiman hasta destrozar la figura del otro.

Se han naturalizado las mentiras, difamaciones, insultos y prejuicios. Linchamiento inmediato, sin veracidad, se condena, debilita y en muchísimos casos se destruye. Uno de los segmentos más susceptibles y lastimados es el de nuestros niños y jóvenes. El acoso y bullying a través de plataformas digitales, redes sociales y dispositivos tecnológicos se ha convertido en un problema grave en los hogares y escuelas de nuestro país.

Un estudio realizado entre alumnos de 18 a 21 años de la Universidad Nacional Autónoma de México revela que 35 por ciento de los mensajes privados son ofensivos, 11 por ciento de los mensajes públicos también lo son, siendo Facebook, Twitter e Instagram las plataformas predilectas. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía registra que cerca de 25 por ciento de los usuarios de Internet de 12 años o más ha sido víctima de diversos ataques. La afectación es directa y provoca enojo, desconfianza e inseguridad; únicamente 10 por ciento de los afectados revela no sentir afectación.

Dolorosos testimonios de niños y jóvenes que han sido presa del acoso en redes abundan, al igual que escalofriantes relatos de familiares que han vivido la pérdida de un familiar a causa del suicidio de uno de sus integrantes que no encontró salida. Algunos estudios revelan que son más las víctimas de suicidio por ciberbullying que aquellas por bullying tradicional.

En el pasado, el acoso y el maltrato se circunscribían al espacio físico: la escuela, la casa o el parque. Hoy, la tecnología ha roto fronteras y con ello la violencia persiste donde existe cobertura. Lo posteado se vuelve viral y alcanza cualquier rincón.

La invitación es a la reflexión, al respeto y a la consideración. A la no normalización de la violencia a través de estos espacios. Nunca sabemos lo que vive la persona a la cual nos dirigimos, las batallas que enfrenta y el dolor que le agobia. Cuidemos a nuestros jóvenes y a nuestros niños, eduquemos a nuestros hijos en el marco del respeto y el amor al prójimo. Aprovechemos la tecnología para construir en torno a la vida, lejos del dolor y la violencia que hoy abunda.