Lejos de Dinamarca

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Durante la pandemia por Covid-19 nuestro sistema de salud no sólo exhibió que “le duele todo”, sino que hasta tiene una enfermedad crónica que lo tiene padeciendo fiebres mortales como la corrupción.

Le cuento que en los pasillos del sistema que encabeza el doctor Alcocer todos los días se cuentan historias de terror. Por ejemplo: durante 2020 —año en el que la pandemia nos dio duro y tupido— el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) realizó una compra de medicamentos con un precio superior al establecido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

De esto se dieron cuenta durante la revisión de sólo una muestra de las adquisiciones del Insabi y en el que se halló un probable daño o perjuicio a la Hacienda Pública federal por un monto de 7.9 millones de pesos. Esto sin contar los rendimientos financieros generados hasta su reintegro a la Tesorería de la Federación.

¿Otra historia? Claro, se la cuento: en el mismo año, el Insabi calculó y aplicó penas a los proveedores por el atraso en la entrega de los bienes adquiridos por un monto de 12.9 millones de pesos, de los cuales, 8.6 sí fueron depositados directo a la Tesorería.

Pero, pero, peroooooo… hay otros 4.2 millones de pesos de los que no se sabe absolutamente nada y que no se encontró que efectivamente se hallan regresado a las arcas del Estado.

A la fecha, todavía están haciendo números y checando qué pasó con ese dinero, porque no cuadran las cuentas, y ya de entrada se presume un daño a la Hacienda Pública de 772 mil 885 pesos por la falta de documentación que acredite que los proveedores sancionados reintegraron a la Tesofe el importe de penas aplicadas.

¿Una más? Ese mismo año, en el 2020, el Insabi dejó de transferir recursos para la adquisición de medicamentos y su entrega gratuita al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como a gobiernos estatales, para destinarlo al pago de salarios y de servicios.

¿Cuánta lana? 33.5 millones de pesos del Programa de Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral y que se destinaron a otros rubros.

Dicen en el Insabi que esa morralla sí se usó para pagar luz, agua, gas, telefonía y rentas y sueldos, salarios, prestaciones y gastos de seguridad social, obligaciones laborales y otras prestaciones…, ¿pero qué cree? Hacienda los desmintió y les dijo que todos esos aspectos ya estaban contemplados en el Presupuesto de Egresos de la Federación.

En la dependencia de salud federal, ya se investiga el daño a la Hacienda Pública federal de 33.5 millones de pesos “por transferir recursos del Programa Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral del ejercicio fiscal 2020”.

No sé usted cómo la vea, pero me parece que aquello que decía el Presidente López Obrador de que estamos cerca de tener un sistema de salud como el de Noruega o el de Dinamarca, está un poquito lejos.

Basta por ahora, pero el próximo lunes, regresaréeeee…