Sale muy caro

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En Río Amazonas número 62, colonia Cuauhtémoc, de lunes a viernes, de las nueve de la mañana a la una de la tarde, cientos de jóvenes se forman con sus documentos bajo el brazo. La mayoría busca estudiar en el extranjero.

En la dirección de la que le hablo, se encuentran las oficinas del Diario Oficial de la Federación, área dependiente de la Secretaría de Gobernación y donde los jóvenes acuden para apostillar sus documentos.

Quizás usted no lo sepa, pero para estudiar o trabajar en el extranjero, a los jóvenes mexicanos les solicitan realizar el trámite de apostillar su título universitario. No es un trámite privativo de nuestro país, de hecho, es parte de un acuerdo internacional.

Por definición, la “apostilla” permite certificar las firmas de los servidores públicos federales facultados para hacer constar la validez y legitimidad de los documentos de origen nacional en el extranjero.

¿Qué documentos se apostillan? Los emitidos por dependencias de la Administración Pública Federal; de Instituciones Escolares Públicas Federales; Pólizas, Testimonios Originales y Ratificaciones de Firmas por parte de Corredores Públicos; así como los títulos de instituciones escolares y universidades privadas incorporadas a la Secretaría de Educación Pública.

Hasta aquí vamos bien, pero en lo que le voy a platicar a continuación, es donde está el detalle.

De 2021 a 2022 este trámite se incrementó en más del 100 por ciento. Así como lo escucha; es como si hoy usted paga a 20 pesos el litro de gasolina y mañana lo encuentra en 40 o 45.

La apostilla de documentos pasó de 871 pesos en 2021 a mil 743 pesos para este año, según la Ley Federal de Derechos. Tómala barbón, ¿a quién afecta este extralimitado incremento? A una de las poblaciones a las que se supondría hay que apoyar más: a los estudiantes, para quienes el aumento pone una traba para acceder a un trabajo o escuela en el extranjero.

Los jóvenes no sólo apostillan un documento o todos sus documentos en un solo trámite, sino que se trata de un costo que deben pagar para cada uno de los oficios que necesiten y que son expedidos por autoridades federales, como historiales, constancias y títulos avalados por la Secretaría de Educación Pública.

Es decir, si un estudiante quisiera apostillar unos siete documentos, entre título, historia y hasta acta de nacimiento, la cantidad a desembolsar rondaría entre los nueve y los diez mil pesos. Lo anterior sin contar que una vez apostillados, estos documentos deben ser traducidos por un perito avalado por la autoridad y esto —sí, adivinó— también genera un costo adicional.

¿Qué causas llevaron a nuestros legisladores a aprobar un aumento superior al 100 por ciento del costo de la apostilla? Ésa es una pregunta que hasta ahora no tiene respuesta, aunque especialistas en la materia me cuentan que no hay una motivación para el aumento desproporcional y simplemente se pasaron la ley por el arco del triunfo. ¡Viva México!

Basta por hoy, pero el próximo lunes, ¡regresaréeeeeeeee!