Gabriel Morales Sod

Bennett, en Washington

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Naftali Bennett, el inesperado primer ministro de Israel, llega esta semana a Washington a un encuentro clave con el presidente Biden, en el contexto de las negociaciones entre las potencias e Irán y en medio de graves crisis de ambos gobiernos.

Biden espera ganar aunque sea un poco de la legitimidad internacional que perdió con el fracaso de su estrategia de salida de Afganistán, Bennett espera que el apoyo estadounidense refuerce a su frágil gobierno en medio de una nueva ola de Covid-19 y de manifestaciones palestinas que amenazan con desatar una nueva ola de violencia en la Franja de Gaza.

En una entrevista esta semana para el New York Times, Bennett dijo que toda su vida se preparó para este momento de liderazgo. Sin embargo, las circunstancias que lo llevaron al poder fueron más bien accidentales. Bennett, quien fuera asesor personal de Netanyahu hasta que cayera de la gracia de la esposa de Bibi, lideró por algunos años un pequeño partido de extrema derecha. En 2019, en la que terminaría siendo la segunda de cuatro rondas de elecciones hasta la caída de Netanyahu, formó un nuevo partido de derecha liberal, que pretendía arrancar votos al Likud de Netanyahu. Lo que empezó con gran ruido terminó en tragedia electoral; Bennett quedó a sólo seis mil votos debajo del registro. Desesperado, juntó a decenas de activistas en una operación sin sentido para tratar de encontrar los 6,000 votos que le faltaban. El recuento terminó en humillación y Bennett fuera de la política. La tercera elección en sólo unos cuantos meses le dio una nueva oportunidad; sin embargo, ahora como número dos de una nueva coalición de derechas.

En los meses que pasaron desde la tercera a la cuarta y definitiva elección, Bennett decidió cambiar su estrategia y presentarse como alternativa a Netanyahu en un solo tema, el manejo de la crisis del Covid-19. En tan sólo unos meses publicó su libro Cómo vencer una Epidemia y llegó en las encuestas al segundo lugar de las preferencias. No obstante, el día de la elección el público lo abandonó y terminó con sólo 6 de 120 asientos en el parlamento. Fueron entonces las circunstancias las que lo consagraron primer ministro. Su partido era el único en el medio de Netanyahu y la oposición; Bennett tuvo entonces la opción de mantener en el poder a Netanyahu o coronarse al frente del país con una coalición casi imposible de partidos de izquierda y derecha, cuya única ideología común era deshacerse de Bibi. Bennett, desafiando los pronósticos, decidió traicionar a buena parte de su electorado de derecha y convertirse en primer ministro. Es así como, con menos del cinco por ciento del parlamento israelí, llega esta semana al que hasta ahora es el momento más importante de su carrera. A la sombra de Netanyahu, Bennett busca consagrarse como el nuevo líder israelí.