Gabriel Morales Sod

En Israel: democracia o dictadura

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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Israel vive en estos momentos la crisis de seguridad más profunda desde la guerra de Yom Kippur; sin embargo, a diferencia de la guerra de 1973, la amenaza a la propia existencia del país no viene desde fuera, sino desde el gobierno. Esto lo dicen no solamente todos los generales del ejército, los directores del Mossad y de las fuerzas de seguridad en retiro, sino el comandante de las Fuerzas Armadas actual y los líderes del Mossad y del Shin Bet (servicio de seguridad interior). La revolución judicial que el gobierno planea votar la próxima semana, que eliminaría por completo la independencia del sistema judicial israelí, ha desatado una ola de oposición nunca antes vista en la historia del país. El día de mañana se cumplirán ya once semanas de protestas masivas a lo largo y a lo ancho de Israel.

Si durante las primeras semanas se hablaba con particular énfasis de los efectos que tendría la reforma en la economía (fuga de capitales y cerebros, caída del shekel, pérdida de la inversión internacional y con ello la debacle de la industria de alta tecnología que sostiene al país), en las últimas semanas las fuerzas de seguridad, en unísono, han manifestado el peligro que la reforma implica para la seguridad del Estado. Por un lado, como parte de las protestas, cientos, sino miles, de soldados en reservas, es decir, que sirven de manera voluntaria después de haber cumplido con el servicio militar obligatorio, han declarado que de promulgarse la reforma dejarán de servir. Esta semana, por primera vez desde que iniciaron las manifestaciones, cientos de pilotos no llegaron a sus entrenamientos y misiones. Por el otro lado, los enemigos de Israel, desde Irán hasta Hezbolá, según los reportes de Inteligencia, festejan en estos momentos el colapso de la sociedad israelí, y aprovechando la debilidad del Estado se preparan para atacar.

El día de ayer, el ministro de Seguridad, Yoav Galant, del partido de Netanyahu, se reunió con el primer ministro para anunciar su oposición a la reforma. Galant planeaba hacer una declaración en vivo en televisión llamando a parar la legislación. De inmediato las voces más a la derecha en el Likud amenazaron con romper la coalición si la revolución judicial no se aprueba la próxima semana. Netanyahu, entre la espada y la pared, anunció que daría un discurso a la nación. Con semblante sombrío, mentira tras mentira, Netanyahu, quien ha perdido por completo el control de la situación, anunció que la legislación seguirá su curso.

La respuesta en las calles será contundente. El día de mañana se verán las manifestaciones más grandes en la historia de Israel. Para los manifestantes la elección es clara: democracia o dictadura.