Guillermo Amerena Betancourt

Un extraño contexto

RAZONES MAYORES

Guillermo Amerena Betancourt
Guillermo Amerena Betancourt
Por:

Agradecido con La Razón, como un medio con personas de un perfil que siempre plasman en su actuar una función social; con sus directivos y colaboradores por este espacio que buscará dar contexto a los momentos que vivimos, y con ello aportar a los lectores una mínima visión para que forjen criterio propio, me estreno gustoso en estas páginas y con la responsabilidad que ello implica.

Las elecciones en Estados Unidos siempre pasan por México, y con ello la sorpresiva captura del general Cienfuegos y posterior liberación sin cargo alguno; esto se encuadra más en una disputa local entre agencias de seguridad norteamericanas por reflectores electorales, que por pruebas válidas que sustenten las acusaciones. En cuanto al reconocimiento presidencial al ganador de la elección, todo pinta que quedará enmarcada únicamente como una falta de cortesía en un momento preciso, ya que las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, rápidamente tendrán que comenzar una agenda dinámica en donde debe existir una estrecha cooperación: migración, libre comercio, seguridad en el hemisferio, son algunos de los asuntos que no descansan y en los que tendrán que trabajar bilateralmente los próximos años. Profundicemos…

El trabajo pendiente que tienen ambos gobiernos no es sencillo, y es que identificar prioridades comunes, acordar objetivos clave y definir líneas de acción específicas en cada uno de los problemas o proyectos, no se logra en una visita oficial.

México, Estados Unidos y Canadá tienen cadenas productivas diferentes, la clave del éxito en cada país radica en que cada uno traduzca su actuar de esta relación trilateral en generar oportunidades de empleo, de valor y de integración de todo su talento productivo.

Visualicemos algo: no podemos estar distanciados en momentos que urgimos la recuperación económica; no es sano que el Gobierno y los empresarios cada semana libren batallas regulatorias, ya que las señales generan incertidumbre, pero golpean fuertemente en los bolsillos de quienes pagan las nóminas.

Concretamente, es imprescindible que las políticas públicas lleven del brazo una política industrial y de desarrollo productivo; de lo contrario, la recuperación sólo quedará en anhelo y discurso político por muchos años.

La apuesta debería ser revigorizar la integración de México en el mundo sin cerrarle el rumbo a los empresarios en lo local, aprovechar los tratados y acuerdos internacionales para no perder competitividad como país y brindar al sector privado la oportunidad de fortalecer los sectores productivos.

Seamos realistas, la pandemia obliga al sector privado a analizar escenarios; de ahí que estemos observando la migración a sectores nunca explorados, así como personas reinventándose en actividades para generar esos ingresos perdidos.

El Gobierno debe aprovechar el extraño contexto, comprendiendo que los mexicanos no somos “el extraño enemigo”.