Guillermo Hurtado

Navidad 2020

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
Guillermo Hurtado
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La Navidad nunca ha dejado de tener enemigos, incluso en las naciones cristianas.

En 1644, el parlamento inglés ordenó la cancelación de las festividades navideñas. Los manjares, los cánticos, los adornos eran, de acuerdo con los puritanos, desviaciones de la doctrina bíblica, perversiones de los católicos de Roma, excusas para el relajamiento de las costumbres. Con la restauración de la monarquía en 1660, se revocaron las leyes anteriores y los ingleses pudieron volver a celebrar la Navidad. Durante la Revolución Francesa y luego, en la Rusia soviética, las celebraciones de Navidad también fueron abolidas por razones ideológicas.

En México, la tradición navideña se remonta a los primeros años de la Nueva España. La Navidad mexicana es particularmente rica en aspectos culturales, artísticos y gastronómicos. Pensemos en las posadas, las piñatas, los nacimientos, las pastorelas, los villancicos y en todas las delicias que se consumen durante estas fechas. Aunque ha habido intentos de cancelar las posadas o de ignorar la Navidad, la gran mayoría de los mexicanos la celebra con entusiasmo. Ningún Gobierno se atrevió en el pasado, ni se atrevería en el futuro, a meterse con esta tradición popular.

Este año no tendremos Navidad por razones de salud. En México, a diferencia de otros países, no se ha decretado que las reuniones familiares tengan un número máximo de asistentes o cosas por el estilo. Sin embargo, todos sabemos que no debemos realizar fiestas como las de otros años. Nada de posadas, nada de piñatas, nada de verbenas. Tenemos que aceptar que, dadas las condiciones de la pandemia, es mejor no celebrar como estamos acostumbrados. Es por nuestro propio bien.

No puede negarse que ésta será una Navidad triste. En algunas familias se recordará a quienes han fallecido a lo largo del año por causa de la pandemia. En otras familias —muchas, desgraciadamente— se lamentará la pérdida de oportunidades, empleos y negocios. No conozco a nadie que no haya sufrido de alguna manera por la crisis económica del 2020. Aunque pudiéramos celebrar, no tenemos demasiadas razones para hacerlo. El año ha sido malo, muy malo.

No obstante, podemos encontrar en el significado religioso de la Navidad el consuelo que necesitamos. El nacimiento de Jesucristo en un pesebre marca el comienzo de una nueva era de la humanidad. Las tres virtudes de los tiempos después de Cristo son la fe, la esperanza y la caridad. En estos días difíciles recobremos estas virtudes y vivamos de acuerdo con ellas. Ayudemos a los demás sin cálculos egoístas. La Navidad debe ser momento de compartir, no de recibir. No perdamos la esperanza de que saldremos adelante. La Navidad debe ser un momento para mirar con optimismo hacia el futuro, no para agobiarnos por el pasado. Y, sobre todo, renovemos nuestra fe. La Navidad debe ser un momento para recordar a Dios, no para olvidarlo.