Bélgica prueba semana laboral de 4 días

DESDE EUROPA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La Razón de México
Por:

La pandemia trajo cambios sustanciales en muchas de nuestras actividades diarias. Una de ellas, la actividad laboral, que se ha ido adaptando a las medidas restrictivas de movimiento y distanciamiento social. El trabajo a distancia ha dado nuevas alternativas a las empresas y a los empleados que podrían beneficiar la vida familiar y social de las personas.

Estas nuevas experiencias laborales trajeron a la mesa una discusión que se volvió una opción ahora vigente en Bélgica, implementar una semana laboral de 4 días que beneficien a los empleados sin afectar la productividad laboral.

Después de una larga discusión, el gobierno de Bélgica dio luz verde a la opción laboral que permite aplicar la jornada laboral de 4 días a la semana. La condición principal es que los empleados decidan trabajar hasta 10 horas al día para cubrir las horas del quinto día restante.

El acuerdo entre empleadores y sindicatos deja en manos del trabajador la decisión de reducir la jornada laboral a cambio de aumentar las horas de trabajo diario. Otra opción que también puede optar el empleado es trabajar más tiempo una semana y reducir sus horas laborales la siguiente. El trabajador debe enviar una solicitud al empleador y, si finalmente hay un acuerdo mutuo, podrían echar a andar estos nuevos esquemas de trabajo hasta por seis meses.

Igual que Bélgica, otros países han experimentado este nuevo modelo laboral que se plantea como una alternativa a las viejas costumbres y una actualización de las mismas. Entre las naciones que han probado esta jornada de 4 días se encuentran Islandia, Irlanda y Japón.

Este tipo de medidas laborales son más fáciles de aplicar en países del viejo continente, porque siempre han tenido estructuras laborales más flexibles, a diferencia de países como México o Estados Unidos, en donde las vacaciones no son una prioridad para muchos empleadores, mientras que en Europa se tienen hasta dos meses de vacaciones, por ejemplo.

Además, en países como el nuestro las horas laborales pueden rebasar fácilmente las ocho diarias y muchas veces sin una remuneración acorde a las exigencias del trabajo. Sin duda que resulta una medida atractiva que se ha contemplado en el ámbito empresarial, pero que difícilmente verá la luz en países de América si no hay una reestructuración de la vida laboral de las personas. Cuando se haga será en beneficio de todos, porque cuando un trabajador es feliz en su labor su rendimiento es mejor.