Hector Badillo

Se buscan migrantes

DESDE EUROPA

Hector Badillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Hector Badillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mientras que en Europa y Estados Unidos ganan adeptos los partidos de ultraderecha que promocionan las políticas antimigrantes, en países como Canadá se busca incentivar la llegada de migrantes que sostengan el endeble sistema económico, promovido por la falta de trabajadores que aseguren el futuro de la manutención de los grupos de adultos mayores que va en aumento.

Canadá está en busca de migrantes en edad de trabajar y reproducirse ante la reducción de habitantes jóvenes, quiene mantengan nivelado el acceso a pensiones de adultos mayores en ese país. El gobierno canadiense presentó un polémico plan para traer al país 500 mil inmigrantes al año hasta el 2025, para así contar con 1.5 millones de trabajadores que aporten al sistema económico de Canadá.

Una campaña que necesita de la mano de obra inmigrante para sostener la pirámide social y cerrar la brecha de edad que se lleva forjando durante años en el país del norte. A diferencia de otras naciones como Inglaterra y Estados Unidos, que son cada vez más agresivos en sus políticas antimigración, y en contraste con continentes como el europeo, en donde los gobiernos de ultraderecha suelen culpar de todos los males a los inmigrantes están ganando adeptos entre los votantes como es el caso de Italia, Hungría, Francia, Polonia y Austria.

La problemática de Canadá es muy clara, su sociedad es mayormente gente de edad avanzada y la tasa de natalidad sigue disminuyendo cada año. Curiosamente, éste no es el único país que se enfrenta a esta brecha generacional, muchos de Europa enfrentarán la misma situación, si no es que ya la están padeciendo; sin embargo, ahora se escuchas cada vez con más fuerza los discursos antimigrantes en el viejo continente y para muestra, los gobiernos que han ganado las elecciones en Italia, abiertamente posfascistas, igual que en Hungría.

Parece que el gobierno canadiense quiere adelantarse a una problemática que afectaría drásticamente la economía del país y la manutención de los adultos mayores que habitan ese país del norte, el cual lleva años aplicando medidas promigrantes y se ha preparado para este panorama sin temor a lo diferente ni a las minorías. Según el último censo uno de cada cuatro habitantes proviene de orígenes migrantes.

Sin embargo, aún hay recelo de algunos canadienses que opinan que estas medidas ponen en riesgo las costumbres del país y el idioma francés que se habla en algunas regiones como Quebec, que se ha pronunciado en contra de las medidas del gobierno y que sólo aceptará 50 mil inmigrantes por año.

Sabemos la importancia que tiene la denominada migración económica que suele ser parte fundamental del sostén de un país, ya que generalmente los migrantes realizan trabajos que los habitantes regulares no o en casos como en Europa, personas sumamente preparadas terminan realizando trabajos de menor nivel.

Quien piense que es fácil salir de su país de origen y enfrentarse a una nueva cultura, a otro idioma, a climas extremos y situaciones más personales como la soledad, la sensación de falta de pertenencia y la discriminación o el racismo, que salga de su zona de confort para que descubra lo difícil que es ser un migrante en países que no quieren personas extranjeras en su territorio.