Horacio Vives Segl

Elección de participación ciudadana en CDMX

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El próximo domingo 7 de mayo se realizarán consultas ciudadanas sobre presupuesto participativo y elecciones de comités de participación comunitaria en la Ciudad de México.

Se trata de un mecanismo de democracia directa que los capitalinos podemos aprovechar para incidir en beneficio de nuestras colonias y elegir a los representantes ciudadanos responsables del monitoreo y ejecución de los proyectos. Un mecanismo previsto legalmente desde hace ya una docena de años, pero del que ciertamente, hasta hora, no se ha aprovechado su enorme potencial.

Pocas ciudades en el mundo cuentan con estos canales de participación ciudadana y el acceso a un presupuesto global significativo. Aquí está la principal valía del mecanismo: cualquier ciudadano, en tanto cumpla con los requisitos legales y de factibilidad técnica, puede someter a la consideración de sus vecinos, mediante un proceso abierto de consulta popular, distintos proyectos que pueden tener impacto inmediato en el mejoramiento de la vida comunitaria. El monto de los recursos a ejercer corresponde al 4% del presupuesto de las alcaldías capitalinas, lo que para este ejercicio asciende a mil ochocientos millones de pesos, nada menos.

Si bien no es posible que en cada consulta sobre el presupuesto participativo ganen varios proyectos (sólo se escoge uno por demarcación), no deja de ser muy relevante la posibilidad de que se pueda incidir de manera concreta en algún beneficio público, con independencia de las agendas políticas del gobierno local y de las alcaldías. Son proyectos que buscan mejorar las condiciones de seguridad, vigilancia, convivencia o recreación, para generar un impacto benéfico en la vida pública capitalina.

Hay, por supuesto, áreas de mejora en el proceso. En primera instancia, los recursos a los que tiene acceso el Instituto Electoral de la Ciudad de México —autoridad responsable del proceso— siempre han sido claramente insuficientes para una adecuada socialización. Sin embargo, para este proceso, el IECM diseñó una app que permitió a los ciudadanos poderse registrar para emitir de manera anticipada su opinión respecto a qué proyecto debe ganar, lo cual no excluye a aquellos que, si no realizaron el registro señalado, pueden acudir a su casilla el próximo 7 de mayo, con la certeza de que habrá boletas para emitir sus votos y que un mismo ciudadano no podrá votar dos veces.

Otro aspecto de mejora es la fecha de celebración del ejercicio. De forma absurda, se estableció que estas consultas deben estar separadas y alejadas de la celebración de elecciones en las que se elijan autoridades. Para más inri, en los años en que se celebran dichas elecciones, no se pueden realizar estas consultas. Se desperdicia, pues, toda la atención y recursos disponibles que se podrían aprovechar en la concurrencia de una elección constitucional. Por esta peculiar razón, en este proceso se elegirán los proyectos vecinales correspondientes a 2023, pero también, de manera anticipada, los de 2024, además de los mencionados comités comunitarios.

A diferencia de otras consultas engañabobos, que suelen utilizarse con fines demagógicos y populistas, aquí hay un mecanismo genuino y constructivo de participación para contribuir en la construcción del tejido social e incidir, de manera responsable, en el buen uso y destino de recursos públicos. Si pocas ciudades del mundo tienen estas ventajas, ¿por qué no utilizarlas?