HABLANDO DE DERECHOS

No son hombres vestidos de mujeres, son mujeres

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jacqueline L'Hoist Tapia
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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De acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, de la Fundación Arcoíris, México es el segundo país en toda Latinoamérica con los índices más altos por homofobia y transfobia, este dato ya va para 4 años desde la publicación de ese informe. No queda nada más que preguntar, ¿cómo estamos ahora?

El escenario no pinta bien. De acuerdo con cifras oficiales, en 2023 se registraron 13 asesinatos de mujeres trans o transfeminicidios. Esta cifra tan baja indica sólo una cosa: no se están registrando gran parte de los asesinatos y estamos hablando de México, considerado el segundo país más violento de toda Latinoamérica para la comunidad LGBTTTIQ+ y donde las mujeres trans sufren una doble discriminación, la de ser mujeres y la de ser trans. Esta situación provoca una violencia exacerbada en los ámbitos públicos y privados de sus vidas. No por nada son el grupo más propenso a recibir una negativa de trabajo, violencia laboral y trato desigual en cuanto a prestaciones y ascensos, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Ahí está lo grave. Parece ser, entonces, que las mujeres trans en este país no importan tanto como para dirigir esfuerzos en el registro de transfeminicidios, ya ni siquiera de prevenirlos, para que tengan mejores oportunidades laborales, redes de apoyo y seguridad social, simplemente parece que no importa, y prueba de eso siempre será la malgenerización de mujeres trans. Recordemos que dentro de la violencia generalizada hay niveles, que no debemos verlos como si el más bajo fuera el menos grave, por el contrario. Los actos de violencia más normalizados, como la malgenerización, son los que sostienen actos más violentos en contra de las personas trans.

¿Por qué para muchas personas no hay tal cosa como una mujer trans, sino un hombre con vestido? Debemos tomar conciencia y llevar la reflexión un poco más allá de las creencias con las que hemos crecido. El lenguaje también importa y, por lo tanto, también puede ser violento. Llamar a una mujer trans “hombre con vestido”, es un daño a su dignidad y una negación de su existencia, y cuando esa frase es acuñada por el máximo mandatario de México refleja, por un lado, un profundo desconocimiento de una parte de la población a la que gobierna y por otra, promueve (aun sin quererlo) conductas y lenguajes transfóbicos y si es cierto que es importante una disculpa, es más importante aún no tolerar este lenguaje en ningún espacio, y menos aún en quienes gobiernan, y es por eso que no deja de sorprender el silencio de muchas personas LGBTTTIQ+ ante este hecho o peor aún, quienes lo justificaron y minimizaron, y ojalá instancias como Conapred dejen de ser invisibles.

No porque tengamos mujeres trans como amigas, hijas, hermanas, colaboradoras, quiere decir que no seamos capaces de hacer comentarios transfóbicos y, a estas alturas del partido, es inaceptable desconocer una de las luchas más importantes de la comunidad trans, que es ser reconocidas por el género que son. Nunca olvidemos que las mujeres trans son mujeres y, por lo tanto, debemos referirnos con sus pronombres correspondientes.