El champurrado de la oposición

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano ZinserLa Razón de México
Por:

Es una incógnita lo que vaya a pasar con las alianzas de la oposición.

Su objetivo es ir en contra de Morena, personificada en López Obrador. La apuesta es riesgosa, pero parece ser la única opción real que tienen. La oposición sigue pasmada, desorganizada y desarticulada, no hay indicios de que hayan asimilado del todo el golpazo del 2018.

No se ve un acuse de recibo materializado en la autocrítica, a lo que hay que sumar el menosprecio que le siguen manifestando el grueso de los ciudadanos; el cual López Obrador aprovecha un día sí y otro también.

A pesar del triunfo del PRI en Coahuila e Hidalgo no se ven signos que pudieran vislumbrar una elección competida que configurara la posibilidad de que Morena fuera derrotado.

Hay diversas hipótesis e incógnitas de lo que pudo haber sucedido en las elecciones de este año. Por un lado, hay evidencias del peso que mantienen los gobernadores, lo que les permite una capacidad de maniobra que puede mover las elecciones con discrecionalidad. Lo otro es el hecho de que quedó la impresión de que Morena confió más en su marca que en la siempre necesaria movilización política.

En todas las encuestas sobre las elecciones para gobernadores, Congresos locales y presidencias municipales, la hegemonía de Morena es manifiesta.

Estados del país que nunca han sido gobernados por el hoy partido mayoritario podrían derrotar a quienes han pasado a ser una disminuida oposición, Morena representa una singular izquierda y tiene más de un estado a la mano según las encuestas.

Así como el Presidente ha logrado crear un entorno cohesionado, la oposición en cambio se ve desarticulada, moviéndose bajo ocurrencias pasando a segundo plano principios y estrategias que son las bases de sus organizaciones.

López Obrador lo sabe y se ve que se da gusto al evidenciarlos. Cada vez que puede les recuerda que desde hace tiempo los definió como el PRIAN y que hoy queda absolutamente claro que no se equivocó.

La inconformidad de la oposición no se alcanza a ver, por lo menos por hoy, en el terreno de los hechos, por ahora es más bien discursiva. La gran popularidad que tiene el Presidente es nacional y si bien no estará en la boleta va a hacer todo lo posible, hasta donde pueda y lo deje el INE, para influir en una elección que le es estratégica y fundamental.

Se trata de la continuidad o no de su desigual proyecto y en medio de las incógnitas habrá que ver si mete las manos o no, sobre todo porque indistintamente se maneja en los ambiguos terrenos de “voy a estar atento” (con todo lo que esto implica), o “no me voy a meter” (con todo lo que esto también implica).

La otra gran incógnita que rodea al proceso pasa por lo que pueda presentarse de aquí a las elecciones. Inevitablemente estará en la cabeza de los ciudadanos la pandemia, la inseguridad y la economía. Sin soslayar la importancia que ha tenido la estrategia del Gobierno sobre las vacunas, en lo que hay que sumar a Carlos Slim.

No descartemos que en el imaginario colectivo habrá en el caso del Covid-19 cuestionamientos al Gobierno por sus devaneos en el manejo de la crisis. A esto sumemos la cada vez más desgastada figura del multicitado vocero.

De alguna manera el voto también va a pasar por una evaluación al Presidente. Es probable que López Obrador salga bien librado porque conserva la identidad y esperanza de millones de personas, las cuales están en los terrenos de transformación, están ya en la entregada militancia y férrea defensa del tabasqueño.

La oposición está armando un champurrado contra el Presidente, ya veremos todavía falta mucho.

RESQUICIOS

Ver a mexicanas y mexicanos triunfar en cualquier ámbito nos permite vernos a nosotros mismos. Las carreras de autos y el golf deportes un tanto cuanto alejados de consumos cotidianos nos han puesto en el mapa del mundo, a lo que se suman los beisbolistas Julio Urías y Víctor Hernández de los Dodgers, practicantes del deporte del sexenio.