Javier Solórzano Zinser

Conago, en el final

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
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En una reunión con gobernadores, siendo ya Presidente electo, López Obrador planteó que quería que lo acompañaran en sus giras de agradecimiento.

La idea no les acabó por gustar, porque sabían que iban a enfrentar la prueba de la plaza con abierta desventaja, el tabasqueño andaba en medio de su justificado festejo, en tanto que si alguien había quedado en evidencia habían sido quienes gobernaban y habían gobernado.

En casi todos los casos López Obrador se llevó algo más que los aplausos, en tanto que los gobernadores cargaron con todo tipo de vituperios y recuerdos familiares, los cuales sólo eran atemperados y controlados si aparecía la voz del Presidente.

Uno de los gobernadores que fue sacudido en la plaza pública nos decía que no había manera de negarse a la propuesta presidencial, y que desde que se hizo era previsible desenlace.

Es muy probable que el Presidente le tenga de origen distancia a los gobernadores. Los ve como parte de un pasado, el cual sistemáticamente impugna y en el cual está visto que no cree. Los gobernadores han tenido que enfrentar una nueva relación, en la cual, en muchas ocasiones, no están claras las reglas, a lo que se suman los muchos problemas que heredan y que provocan.

Con todo y que se han ido atemperando los ánimos, las cosas se mueven entre optar por la conveniencia de llevar la fiesta en paz o entrar en terrenos de la inevitable confrontación, como ha venido sucediendo en algunos casos.

Está muy claro que algunos gobernadores han preferido entenderse con el Presidente, quizá en beneficio de sus estados y hasta en defensa propia, y también están los que se han sentido atacados, incluso castigados, por la forma en que ha actuado el Ejecutivo con algunos de ellos y quizá sea por eso que aparecen efectos colaterales, como es el rompimiento en la Conago.

Los gobernadores siguen requiriendo de la voz del Presidente para pasar la prueba de la plaza, con todo y que han evolucionado un poco estos escenarios.

Sin embargo, el gran problema está en la relación que existe entre los gobiernos estatales y el Ejecutivo. Más allá de la zarandeada que se llevó más de un gobernador, el problema está en la equidad de la relación, lo que está llevando con razón y urgencia a reconsiderar el Pacto Federal.

No es un asunto nuevo, desde hace tiempo las relaciones son desiguales, pero también hay que reconocer que en la presente administración los problemas han crecido y las relaciones son cada vez más tirantes, en un buen número de casos.

Para muchos gobernadores se vive bajo el régimen en que los estados ponen, la Federación quita y al final si alguien pierde, en la mayoría de los casos, son los que se la pasan poniendo.

Presumimos que estamos en el preámbulo de un eventual cambio. La decisión de salir de la Conago de 10 gobernadores tiene que ver con el poco valor que le conceden a la Conferencia, pero también tiene que ver con una toma de posición ante el Presidente.

Efectivamente están “en la libertad de hacerlo”, como dijo López Obrador, pero es evidente que el asunto va más allá. En el fondo hay un mensaje que sería bueno se interpretara como una propuesta para un nuevo punto de partida en la relación entre los gobiernos estatales y el Ejecutivo.

La Conago fue dejando de tener peso, porque los propios gobernadores se encargaron de ello, se tiene que reinventar o está a nada de pasar a mejor vida.

Por más que el Presidente le tome distancia a los gobernadores debe buscar, en lo que llama cambio de régimen, una urgente nueva relación.

Lo que está de por medio es el Pacto Federal; no está claro que puede venir.

RESQUICIOS.

Los padres de los niños con cáncer no se van a cansar. “Las autoridades de Salud se la han pasado dando largas, no creemos mucho en la palabra de Zoé Robledo ya van varias veces que nos dicen lo mismo y nada. No vamos a dejar de manifestarnos”, nos dicen Israel y Mary quienes no han dejado de luchar por sus hijas.