Javier Solórzano Zinser

La elección sigue siendo incierta

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
Por:

No está muy claro hasta este momento quién pueda resultar ganador de las elecciones del martes en EU. 

Esa misma noche parecía que Trump, a pesar de la desventaja que tenía en algunos estados, se podía llevar de nuevo la presidencia.  Sin embargo, en la medida en que fue avanzando el conteo, incluyendo entidades que le podrían ser favorables al presidente, el escenario se movió hacia un conjunto de variantes de difícil pronóstico.

Dicho de otra manera, no sólo está siendo incierto el resultado, el país podría estar en el preámbulo de entrar en terrenos de un problema mayúsculo. Trump ha pasado de la insinuación en que proclamaba su triunfo al reclamo. Esto podría interpretarse como la posibilidad de que esté visualizando elementos que lo estén colocando en la antesala de la derrota. Como fuere, hasta ahora no hay claridad para poder emitir un juicio en términos de victoria o derrota para la elección presidencial.

En el caso del Congreso, a pesar de lo parejo en que están republicanos y demócratas, da la impresión que podría terminar en manos de éstos últimos, pero es también claro que no se puede hablar en este momento de una definición.

EU va a tener obligadamente que buscar alguna forma que los lleve a una cohesión y reconciliación. Si algo es evidente es que desde donde se vea, la situación interna del país requiere de una gobernabilidad definitivamente distinta de la que se ha instrumentado en las últimas décadas.

Los problemas sociales, raciales, la violencia policiaca, a lo que se suma la pandemia y la violación a los derechos humanos junto con las muchas dificultades económicas, particularmente en las zonas conurbadas de las grandes ciudades, pueden llevar a reacciones violentas marcadas por la provocación, la impotencia y la falta de oportunidades.

Las elecciones confirmaron lo que de alguna otra manera se sabía. El país está pasando por un momento histórico que tiene que ver de manera inevitable y directa con la transición hacia una nueva conformación social, la cual está costando entender a personajes como Trump y todo lo que de él se deriva.

La nación se está transformando quizá sin que los propios estadounidenses sean conscientes de ello. Las nuevas realidades están siendo construidas por los ciudadanos, pero es probable, paradójicamente, que en medio de la abrumadora cotidianidad bajo la que viven no sean conscientes ni se estén percatando de ello.

Por lo que se va viendo se confirma que si Trump es derrotado no va a reconocerlo, no es nuevo lo que dijo la madrugada del miércoles es consistente con lo que ha expresado en mítines, lo que incluye los debates presidenciales.

Por la cabeza del empresario-presidente no pasa otra idea que la de ganar y sólo ganar sin importarle el cómo lograrlo. Ayer ya echó a andar su batería de exigencias para lo cual está contando con un aliado estratégico, la Suprema Corte.

Las declaraciones de ayer dan la impresión que empieza a veces esperando, al tiempo que sabe la relevancia de tener un discurso agresivo sin dejar la plaza vacía. Pidió un nuevo conteo en Wisconsin, al tiempo que “solicitó” que se suspenda el conteo en Michigan y Pensilvania; en los dos primeros estados la ventaja es de Biden, en tanto en este último estado el resultado es un enigma, porque hay cerca de un millón de votos vía el servicio postal que se presume que buena parte de ellos podrían favorecer al demócrata.

La elección prueba que EU está dividido en dos mitades. El país no puede vivir ni convivir de esta manera, gane quien gane es necesaria una “operación cicatriz”, a pesar de que no pase por el radar del todavía presidente.

Va de nuevo el multicitado Yogi Berra: “Esto no se acaba hasta que se acaba”.

RESQUICIOS

Las relaciones México-EU están marcadas por la institucionalidad, ayuda que los presidentes se entiendan, pero la relación camina solita. Como sea, en Palacio Nacional deben saber que si gana Biden muchas cosas apuntan para ser distintas.