Javier Solórzano Zinser

EU, se ve venir la bronca

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser
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La complejidad del sistema electoral estadounidense convierte en un galimatías las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Por más que el candidato demócrata, Joe Biden, mantenga una ventaja que pudiera parecer definitiva, en función de los muchos escenarios que se pueden presentar y teniendo enfrente a un personaje como Donald Trump todo puede ser posible. El empresario convertido en presidente es capaz de cualquier cosa.

Hace cuatro años cuando Hillary Clinton tenía las encuestas a su favor, se dio el inexplicable lujo de no hacer campaña en varios estados.

La tarde del día de las elecciones, uno de los asesores de la demócrata nos sugirió que nos fuéramos al Hotel Hilton porque ahí iba a estar el ganador.

Sabiéndose victoriosos los republicanos, cerraron las puertas del hotel sin permitir que nadie entrara bajo el sectarismo que distingue al hoy presidente, la transmisión la terminamos haciendo desde la puerta del hotel.

De nada le sirvió a Hillary Clinton obtener dos millones de votos más que Trump ni el legado de Barack Obama. Buena parte del discurso del republicano se dirigió precisamente a denostar a Obama y en el camino el legado del expresidente William Clinton.

La derrota se fue cocinando semanas antes. Trump echó por delante todo tipo de afirmaciones que alentaran la confrontación, dedicando buena parte de ellas a los mexicanos, es importante no olvidar que nos dijo de todo empezando por el significado que le concedió a la construcción del muro fronterizo, el cual “va a pagar México”.

Todo ello lo fortalecía a través de una fórmula que le ha dado resultado, la cual está repitiendo. Se dirige de manera clara y convincente a los grupos más conservadores y reaccionarios, los cuales encuentran en la voz de Trump la opción para hacer valer su ideología y deseos. Muchos ciudadanos vieron y ven en Trump una extensión de sus pensamientos y aspiraciones.

Si nos atenemos a lo que está pasando pareciera que en esta ocasión los demócratas están bajo otro escenario. El desgaste está a la vista a lo que se ha sumado un descrédito y hartazgo entre amplios sectores de la sociedad.

Con todo y la ventaja que tiene Biden el enigma se mantiene porque, a pesar de las encuestas, la incertidumbre de lo que decidirá el ciudadano se mantiene. La actitud abiertamente belicosa de Trump puede provocar temores entre los estadounidenses al estar poniendo en entredicho el proceso electoral. La severa crítica que hace al servicio postal, extensión de las urnas por la pandemia, se puede convertir en uno de los elementos para desacreditar el proceso.

El coronavirus también juega. No es casual que en el debate entre la y el candidato a la vicepresidencia, el tema se haya llevado buena parte del mismo. Es un tema en el que la balanza le es desfavorable a Trump por más que haya entrado en la victimización.

Vienen días definitorios. No queda claro si habrá más debates, los cuales permiten a los ciudadanos ver de cerca a los candidatos.

Lo que no hay que perder de vista es que el arcaico y complejo sistema electoral de EU le puede meter un enorme susto a los demócratas.

Trump difícilmente aceptará una derrota y es capaz de cualquier cosa para desacreditar la elección. En el camino no perdamos de vista que en cualquier momento nos tocarán todo tipo de comentarios y diatribas; si esto les sirvió hace 4 años no vemos por qué no lo volvamos a ver.

Parece que de lo que no hay duda es que se viene la bronca poselectoral.

RESQUICIOS.

“La producción de medicamentos y vacunas es un tema de planeación. Requieren un contrato para que se produzcan y distribuyan. No hay ningún complot o algo parecido, sin planeación no hay desarrollo. La industria no esconde los productos, porque no le conviene. Si fabricas un producto es porque hay comprador, no tiene sentido producirlos sólo por producirlos, porque además se echan fácilmente a perder.”

Rafael Gual, presidente Canifarma.