El alcohol y el abuso sexual

SIN MIEDO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Habíamos ido a una fiesta. Alejandro, como de costumbre, me daba un aventón a mi casa; éramos amigos desde la secundaria. Esa noche los dos habíamos tomado, y, lo que nunca, al llegar a mi casa intentó besarme, le dije que parara, pero no lo hizo, comenzó a tocarme los senos y mi vagina sobre la ropa, yo lo aventaba.”

“Él insistía en besarme, me sujetó la cara con una de sus manos, mientras con la otra me apretaba la mano, tuve mucho miedo. Habíamos bebido y no tenía muchas fuerzas, no sé si él consumió algo más, no lo reconocía. Afortunadamente, un vecino llegó y tocó el claxon para poder entrar a los departamentos, eso hizo que me soltara y bajara del auto. Ya no volví a hablarle”, contó Yessica, de 17 años.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 reveló que 20 por ciento de las mujeres mexicanas que sufrieron violencia de pareja a lo largo de una relación, declararon que el maltrato recibido por parte de su esposo o pareja inició o empeoraba debido a que éste consumía alcohol.

Si bien es cierto que el exceso en el consumo de alcohol no necesariamente deriva en una conducta transgresora de carácter sexual, sí hay elementos suficientes para sostener que incrementa la posibilidad de ejercer violencia sexual, pues disminuye la capacidad de juicio y autocontrol, además de generar un efecto desinhibidor de la personalidad, particularmente, entre adolescentes y jóvenes.

Está comprobado que bajo los efectos del alcohol, las y los adolescentes presentan cambios de consciencia que interfieren en su toma de decisiones, que pueden llevarlos a perder la autonomía y el consentimiento, teniendo como consecuencias: violencia sexual, embarazos no planeados e infecciones de transmisión sexual.

Por ello, presenté una iniciativa que busca incrementar las sanciones que se prevén en el Código Penal Federal para los delitos relacionados con el hostigamiento, abuso sexual o violación, cuando éstos se cometan bajo los efectos del alcohol.

La reforma a los artículos 259 Bis y 266 Bis del Código Penal Federal, va encaminada a aumentar las penas hasta en una mitad de lo previsto cuando se cometan bajo el influjo de bebidas alcohólicas, y para que los agresores tengan la obligación de someterse a tratamiento.

La iniciativa turnada a las comisiones unidas de Justicia y de Estudios Legislativos, advierte que el exceso en el consumo de alcohol incrementa el riesgo de la víctima, al afectar su autonomía y consentimiento, pues en ocasiones es inducido o aprovechado por sus agresores.

Sin afán de estigmatizar a las personas, coartar su libertad o criminalizar el consumo de alcohol, es necesario intensificar las acciones para generar conciencia sobre los riesgos que produce el abuso de este producto, y se asuman las consecuencias de un consumo irresponsable y de los graves daños provocados por actos de violencia sexual.

El alcohol y el consumo de otras sustancias no debe ser jamás un impedimento para que las víctimas denuncien y se haga justicia. Las conductas entre el alcohol y la violencia sexual es cada vez más recurrente, particularmente, con menores de edad. Hecho que comienza a normalizarse en algunas fiestas de adolescentes y jóvenes.