Josefina Vázquez Mota

Caminando México, Rodolfo Tuirán

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Josefina Vázquez Mota
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Recientemente fue reconocido en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, al presentarse un libro en su memoria denominado Los días y los trabajos de Rodolfo Tuirán, en donde se recogen pasajes de su vida e importantes testimonios de su contribución a la educación superior.

El doctor Tuirán, como le conocimos, logró muchos y diversos reconocimientos académicos por ser un hombre inspirador y ejemplar. Resistió fuertes tormentas y embates, pero, sobre todo, caminó México para llevar políticas públicas que engrandecieran el país.

Se integró a nuestro equipo en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), donde encabezó la subsecretaría de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio, y desde ahí, construyó el programa Hábitat con el propósito de atender a las comunidades que vivían en condiciones de pobreza extrema y urbana.

Junto con el doctor Miguel Székely, dio vida al Coneval, con el fin de tener una medición de la pobreza, que para entonces no tenía precedente en México.

Tuirán y yo caminamos México. En uno de esos viajes me contó que en sus primeras visitas a las comunidades con mayor rezago había caído en cuenta de que una cosa era la academia y otra la realidad. Que no era lo mismo ver nuestra República desde un escritorio, donde recopilaban investigaciones, que palpar el día a día de las familias mexicanas.

En incuantificables horas de trabajo conocí al hombre más que al académico. Hombre sabio que tenía un extraordinario sentido del humor. Recuerdo que cada que se carcajeaba debía levantarse a limpiar sus anteojos por las lágrimas que derramaba de tanto reír.

La demografía era su pasión, pero, sin duda, su rostro irradiaba luz cuando hablaba de sus hijas y de Paulina, su esposa. Entonces ya no hablaba la razón, sino el corazón.

En nuestro paso por la Secretaría de Educación Pública (SEP), y siendo subsecretario de Educación Superior, dejó huella, y es que transformó con consensos los sistemas de educación superior y media superior, todo con la intención de avanzar en pertinencia, cobertura y calidad.

Siempre honesto, leal a carta cabal, solidario, caballero, con esa sonrisa que quitaba toda dureza del rostro. Entregado a su trabajo de tiempo completo y sin descanso, así lo recuerdo y lo recordaré, con esa sonrisa que invitaba a disfrutar de la vida.

Gracias, querido amigo, por caminar juntos México, gracias por tu amistad sincera y ser un colaborador fuera de serie. Gracias por recordarme con tu vida la grandeza del ser humano. Hasta pronto, mi querido doctor Tuirán.