Josefina Vázquez Mota

Sin nuestro voto y el INE, no habría alternancia en México

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hoy, México vive una alternancia política gracias a las reformas constitucionales que desde 1989 han ido modificando nuestro sistema electoral, y que nos han permitido vivir en una democracia.

Gracias a la lucha democrática que ha dado y sigue dando la ciudadanía, es que en México en el 67% de los procesos electorales hay alternancia. Basta con mirar el mapa político del país para darse cuenta que la República Mexicana no está gobernada por un solo partido, sino por varios, y todo esto gracias a que nosotros los ciudadanos elegimos a nuestros gobernantes.

Hoy, nuestro voto hace posible dos cosas: la democracia y la alternancia, sin estas dos, México posiblemente seguiría siendo gobernado por un solo partido, tal y como ocurría en los años sesenta y setenta.

Afortunadamente, hoy no es así, y ello gracias a que en 1990, y a que se dio un importante acuerdo político, es que el Congreso de la Unión reformó la ley y mandató la creación del Instituto Federal Electoral (IFE).

Si bien fue hasta 1996 cuando el Congreso reforzó la autonomía e independencia del IFE, al desligarlo por completo del Poder Ejecutivo, quien a través de la Secretaría de Gobernación era el responsable de organizar las elecciones en el país, es que hoy contamos con un sistema electoral ciudadano.

De ahí la importancia de nuestros órganos electorales autónomos, porque es a través de éstos que nuestros votos son contabilizados con transparencia y con la certeza de que se respetará la voluntad ciudadana, representada con nuestro sufragio.

Hoy las y los mexicanos podemos elegir a nuestros gobernantes de manera libre y secreta, pero no sólo eso, nosotros, las y los ciudadanos, somos quienes validamos los procesos electorales en los que participamos, y esto es posible a que tenemos un instituto electoral autónomo e independiente, como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE).

Por eso la defensa al INE, porque quienes nos llamamos demócratas sabemos que en una nación, la alternancia y la pluralidad le hacen mucho bien a México. Regresar a que un solo partido gobierne toda la República, es aceptar el autoritarismo por el que muchas y muchos mexicanos lucharon para derrocarlo.

Hoy, los descalificativos para quienes defendemos al INE están a la orden del día, desde la mañana hasta caer la noche, salen desde un palacio hasta en un mitin político o un tuit, pero no importa, somos más los que nos oponemos a que las elecciones sean organizadas por el régimen en turno.

Y aunque moleste, hoy también las minorías tenemos voz y voto, porque eso nos regalaron las reformas constitucionales que han ido mejorando nuestro sistema electoral; reformas pensadas y aprobadas por un bien común y por un México demócrata, y no para complacer los caprichos de un solo hombre.

Hoy, las minorías somos producto de la democracia y de la alternancia, sólo quienes se rigen por el autoritarismo desprecian la democracia, la pluralidad y la alternancia; son ésos, los que pretenden desparecer las instituciones autónomas como el INE, para así centralizar el poder y los recursos financieros de nuestra nación.