Relaciones actuales entre literatura y poder (I)

LA UTORA

Julia Santibáñez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Julia Santibáñez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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¿Cuál es el papel de autoras y autores en Hispanoamérica? Aquí ensayo ideas al respecto.

1. Carecemos de la influencia política de otros tiempos (en parte porque la discusión pública migró a medios o redes sociales), pero la literatura de hoy enfatiza la complejidad, aporta matices, subraya zonas de indeterminación, propone preguntas sin respuesta. En el contexto maniqueo del mundo, esta vocación multívoca parece indispensable: fomenta el cuestionamiento y la diferencia, por ejemplo, al hacernos coquetear pensando que podemos ser afines a un personaje que nos parecía ajeno. ¿Y si ello abona un poco a la empatía?

2. Las y los novelistas crean relatos que interpretan las narrativas intangibles de su época; así, el arte suele anticipar cambios estructurales. Tita Valencia, Marta Brunet, Lupe Marín y Gabriela Rábago Palafox (a quienes he leído en reediciones de Vindictas) contribuyeron en alguna medida a gestar el feminismo y el movimiento LGBTIQ+ del siglo XXI.

3. Escribir no implica por fuerza defender una postura política. Acaso consista en que la y el lector se cuestionen, sientan desde otro paraje emocional, estéticamente propositivo. Ése puede ser un lugar actual de compromiso. Y como lectora me toca acercarme no sólo a creadores con los que coincido, sino leer para obligarme a pensar de modo distinto, para salir del círculo esponjoso de autoconfirmación propiciado por el algoritmo.

4. Un libro parte de dos libertades: la de la escritora o escritor, que decide abordar equis tema de tal forma; la del lector, quien elige ese volumen y dialoga con él. A nadie (por fortuna) se obliga a leer literatura. Es uno de los territorios más entusiasmantes para mí: la defensa de la lectura por placer.

5. En la UNAM no sólo se valora la disidencia, la autonomía; se las fomenta. Es importantísimo defender con celo ese enclave de pensamiento crítico y autocrítico.

6. Existen pocos espacios para dialogar sobre el poder, el medioambiente, la seguridad; quizá no tengo una opinión formada, pero en entrevistas y redes a veces me veo exigida a expresarme, a bote pronto. Si evito ese juego de inmediatez soy etiquetada de indiferente. Quiero seguir defendiendo mi libertad de no opinar.

Éstas son, en mis palabras, algunas reflexiones volcadas en Con acento, III Encuentro de Creadores Iberoamericanos, organizado en Madrid por la UNAM España y la Fundación Casa de México en España. Colegas de nueve países nos reunimos en doce mesas para ahondar sobre “Literatura y poder en el siglo

XXI”. Qué fortuna bárbara estar ahí.

Va otro, particularmente guapo:

7. Cuando el lector se enfrenta a una situación ficticia es capaz de establecer una tregua y disponerse (incluso) a contemplar sus propias contradicciones. Me recuerda a Viktor Shklovsky: “El propósito esencial del arte es vencer los mortíferos efectos de la costumbre, representando cosas a las que estamos habituados de un modo insólito”.

Cómo no celebrar nuestro oficio, capaz de provocar ese cascabeleo.