Montserrat Salomón

El despido de la humanidad

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Múltiples historias de ciencia ficción hablan sobre un apocalipsis liderado por las máquinas que usan la inteligencia que les hemos conferido para volverse en nuestra contra. La popularización de las diversas aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestra vida diaria ha aumentado estos temores y ya están provocando cambios significativos en diversas industrias que nos llevan a preguntarnos si no habríamos de tomarnos en serio nuestras fantasías y regular este sector antes de que sea demasiado tarde.

Estas ideas, a caballo entre la paranoia conspiracionista y la genuina reflexión sobre la aplicación ética de los avances tecnológicos, han ido en aumento con la publicación de aplicaciones que pueden redactar textos simulando nuestra forma de razonar y otras que pueden generar fotografías, videos y audios creando escenarios inéditos que pueden hacernos hacer y decir lo que le plazca al cliente.

Si bien la automatización de las industrias y la IA son realidades que ponen en jaque la subsistencia de innumerables fuentes de empleo, desde las más manuales hasta las más creativas, esta semana fue Hollywood que se unió a las voces de alarma al declararse la huelga conjunta de los escritores y guionistas con el sindicato de actores. En nuestro mundo, lo que más nos duele es el entretenimiento, por lo que este evento puede cumplir con su meta de llamar la atención al problema de la regulación de las nuevas tecnologías.

La humanidad nunca ha sido más rica que ahora. Sin embargo, la pobreza sigue avanzando en todas las esquinas del planeta. Esto se debe a la desmesurada ambición de los más poderosos que hacen de la desigualdad la vergüenza de nuestra era. Vivimos tan cómodos que nuestra principal preocupación es cómo entretenernos. Pero a la par de este circo, cada vez hay más precariedad en los empleos al convertirse en actividades que pueden suplirse con máquinas. Si permitimos que el reparto de las ganancias de las industrias automatizadas y apoyadas en IA vaya al bolsillo de unos cuantos, la vulnerabilidad crecerá.

Tenemos que encontrar otra forma de entender el trabajo y la repartición de la riqueza. Cada vez es más común escuchar en algunos políticos la idea de una renta o salario universal que implique un reparto de la riqueza a todos los ciudadanos por igual, pensando en el decaimiento del empleo y en la acumulación de la riqueza. Sin embargo, este cambio de paradigma asusta a muchos que piensan en el fracaso del comunismo y en la complicación que sería el engrosar de tal forma el Estado, sin considerar los problemas de corrupción hacia dentro del mismo, para lograr esta captación de impuestos y reparto igualitario.

Estamos frente a un cambio de paradigma que requiere nuevas ideas.