Montserrat Salomón

Latinoamérica asediada

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
Por:

Latinoamérica está siendo azotada por el Covid-19. Con grandes poblaciones en condiciones de pobreza e instituciones débiles, nuestra región atraviesa por una crisis fuerte que amenaza con hundir los leves progresos en calidad de vida que se habían logrado en los últimos años. Como lo mencionó en estos días la oficina de las Naciones Unidas para el Desarrollo, los números de muertes en países como Chile, Perú y México, entre otros, son engañosos y la tragedia es mayor de lo que se piensa.

Con 155,000 muertes, Latinoamérica ya es el centro de la pandemia. Ahora imaginemos la cifra oculta de los casos no diagnosticados, maquillados o perdidos entre la burocracia y la marginación social. ¿Qué capacidad tienen estos países de dar una respuesta coordinada cuando los números no son fiables y sus instituciones son endebles? La mencionada oficina estima que el número podría ascender hasta cinco veces lo reportado oficialmente, ésta es la verdadera magnitud de la pandemia.

Los gobiernos latinoamericanos están entre la espada y la pared. No pueden asumir la dimensión del reto porque sus economías no son lo suficientemente robustas para aguantar las medidas de confinamiento que serían necesarias. Es la desigualdad social, el empleo informal y la inseguridad alimentaria lo que nos está dejando desnudos ante este virus. Resguardarse es un privilegio que la mayoría no tiene.

Hay quien dice que no existe crisis sin oportunidades. Podríamos soñar con gobiernos que dejen de lado, por una vez, sus agendas políticas, para atender esta crisis global de la mejor manera posible y cimentar las bases de la recuperación de la recesión económica que toca nuestras puertas. Aunque parece que para algunos presidentes es más importante tener razón que ser razonable, la región necesita una planeación seria a largo plazo para afrontar el repunte de pobreza que se está verificando.

El golpe será duro, pero nos da la oportunidad de volver a empezar. Podemos crear economías diversificadas, sustentables y más equitativas. Instituciones más justas y transparentes. Apuntar a una educación y productividad abiertas al mercado, con calidad y estrategia.

La pandemia nos ha mostrado que la tecnología puede ser nuestra aliada, es urgente que se trabaje en que esta oportunidad de trabajo, capacitación y educación a distancia llegue a los rincones más escondidos de nuestro continente. Si no lo hacemos, la desigualdad no cederá, sino que se crecerá. Los gobiernos deben abocarse a esto generando empleos formales y procurando llegar a los más necesitados.

El futuro de Latinoamérica por ahora es incierto. Vendrán años duros, pero esperemos que esta dificultad nos lleve a pensar en forma diferente, más humana, y logremos renacer con otra cara.