Pedro Sánchez Rodríguez

Acapulco

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Acapulco sufrió el embate de Otis, un huracán categoría 5, que arrasó con todo lo que tenía a su paso. Un síntoma de lo atípico del ciclón fue la poca anticipación con la que el Presidente López Obrador pudo a advertir por X (antes Twitter) a la población para que se acercaran a refugios y se mantuviera en lugares seguros. El Presidente publicó a las 8 de la noche que el ciclón tocaría tierra a las 4 de la mañana, sin embargo, Otis llegó 3 horas antes, a la 1 AM.

Su impacto fue un hecho inédito en el Pacífico mexicano, las comunicaciones y la energía eléctrica se interrumpieron y sistemas de alertamiento sísmico también resultaron dañados. Es por esta razón que la información sobre los daños tardaron en llegar al resto del país. Conforme se fueron estableciendo las comunicaciones o la población pudo salir de Acapulco empezaron a difundirse los estragos del huracán. La zona hotelera de Acapulco, así como la Zona Diamante, se ven devastadas: plazas comerciales, comercios, hoteles, viviendas y vialidades se perdieron.

No tardaron en llegar los señalamientos para el Gobierno federal y se revivió el debate sobre el Fondo Nacional de Desastres (Fonden). Dicho fondo era un instrumento financiero para apoyar a los estados y la APF para atender y recuperar los efectos de fenómenos naturales. A partir del 1 de enero de 2021, el Fonden no asumió compromisos adicionales a los adquiridos previamente y remitió los remanentes del fondo a la Tesorería de la Federación. Pero lo que regularmente se omite es que el artículo 37 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria establece que en el Presupuesto de Egresos se deben incluir previsiones para atender los daños ocasionados por fenómenos naturales. Es decir, hay una previsión para atender estos eventos.

En ese sentido el subsecretario de Hacienda, en comparecencia con el Senado, explicó que existen cerca de 18 mil millones de pesos para atender desastres naturales y que el Gobierno federal cuenta con seguros para gastos catastróficos. Queda por ver que los recursos asignados sean suficientes para recuperar Acapulco y las poblaciones afectadas por el huracán. También es importante vigilar la respuesta del Gobierno federal y el estatal para recuperar la infraestructura perdida a poco menos de dos meses de que inicien las vacaciones de invierno. En ese sentido las acusaciones de la oposición al Gobierno federal por la extinción del Fonden me resultan anticipadas, aunque políticamente redituables por el momento político en el que vivimos.

Además de la atención a la tragedia, las autoridades de Protección Civil deben poner atención a un hecho. Si bien la fuerza de Otis fue algo inédito, con el paso de los años y el cambio climático este tipo de situaciones se volverán cada vez más recurrentes. Esto exige una reformulación en la atención a desastres naturales que permita responder de forma mucho más eficiente y responsable a estos eventos.