Pedro Sánchez Rodríguez

Argentina 1985

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Recientemente, se estrenó Argentina 1985, una película que relata la historia de los juicios en contra de las juntas militares, que se llevaron a cabo en la década de los 80 en Argentina. La película sigue la historia del fiscal Julio Strassera y el subfiscal Luis Moreno Ocampo, encargados de llevar el proceso en contra de comandantes de las fuerzas armadas, durante el periodo de la dictadura militar en Argentina. A lo largo de la trama hay tres aspectos siempre presentes: las consecuencias de la militarización, la revalorización de la democracia y la importancia de la función pública.

Latinoamérica vivió, de manera particularmente violenta, la Guerra Fría. El miedo de que sus gobiernos viraran al comunismo, llevó a Estados Unidos a impulsar y apoyar dictaduras de derecha en toda la región. Argentina no estuvo lejos de esta dinámica y, durante el gobierno de Isabel Martínez, compañera de fórmula y esposa de Perón, entró en una profunda crisis de violencia política entre organizaciones peronistas de izquierda y el gobierno peronista, convertido a la derecha. El gobierno inició un proceso de militarización, que resultó en enfrentamientos cada vez más cruentos entre la guerrilla y el ejército, que le restaron legitimidad al gobierno de Isabel, hasta ser derrocado por parte del ejército en 1976. A partir de ese momento, Argentina vivió una escalada en la violencia política hasta llegar al terrorismo de Estado, con miles de víctimas por crímenes de lesa humanidad.

No fue hasta la transición democrática, en 1983, que el pueblo argentino fue testigo de los juicios en contra de las juntas militares. El contexto era el de un nuevo gobierno a cargo de Raúl Alfonsín, cuya estabilidad estaba comprometida por su dependencia en funcionarios del antiguo régimen y el temor de que hubiera una nueva subversión militar. Aun con este contexto, el gobierno consiguió el apoyo suficiente para impulsar, aunque de manera parcial, un proceso por la verdad y la memoria que, aunque ha sido duramente criticado por insuficiente, consiguió construir un régimen democrático que, aun con sus defectos y dudas, perdura hasta nuestros días.

Estos cambios se deben a personas valientes que supieron reconocer la importancia de evitar que la violencia ilegítima e indiscriminada, sea utilizada como herramienta política y actuaron convencidos de que su trabajo es un elemento más para consolidar la justicia, la democracia y el bienestar de la sociedad. Esas personas son funcionarios capaces que, conducidos por las leyes, trabajan día a día en sostener y operar las instituciones del Estado.

Estos temas, siempre presentes en la película, son advertencias para un país como México, en el que la violencia es diaria e inmanejable, en el que existe una amenaza seria de que se perviertan las instituciones que nos han hecho transitar a la democracia, y en el que la función pública ha sido continuamente desvirtuada y desvalorizada.