Rafael Rojas

¿Otra hegemonía en crisis?

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas
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Ha sucedido nuevamente y gracias a la democracia, no a la revolución: después de dieciséis años de gobiernos continuos, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido derrotado en las recientes elecciones presidenciales de ese país caribeño. Leonel Fernández, quien fue presidente de la República Dominicana en tres ocasiones, desde los años 90, rompió con su partido y volvió a presentarse como candidato para suceder a Danilo Medina, quien gobernó durante dos periodos consecutivos desde 2012.

Medina había vencido a Hipólito Mejía, su rival del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en 2012. Cuando lanzó su reelección en 2016, Medina derrotó al joven economista Luis Abinader, quien se presentó como candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), una reconfiguración del viejo PRD. Ahora Abinader ha vencido a Gonzalo Castillo, el candidato oficial del PLD, y a Fernández que contendió desde una nueva organización política.

En República Dominicana, como en otros países latinoamericanos, se están quebrando las viejas hegemonías partidistas. Tanto el PRD como el PLD fueron organizaciones creadas por Juan Bosch, el importante revolucionario antitrujillista que llegó a la presidencia en 1963 y fue derrocado por un golpe de Estado de una facción del ejército, respaldada por la CIA. Luego, en los años 70, Bosch se separó del PRD y creó una nueva organización, el PLD, por la que contendió a la presidencia en cinco ocasiones.

PRD y PLD provienen, por tanto, del viejo nacionalismo revolucionario antitrujillista dominicano, pero se han diferenciado considerablemente de sus orígenes en las últimas décadas. Se repite mucho en estos días, pero vale la pena insistir: el presidente electo, Luis Abinader, es el primer político, nacido después de la era Trujillo, que llega al poder en ese país caribeño.

Pero el linaje de este político proviene directamente de la oposición al reformismo cristiano post-trujillista. Sus conexiones con los viejos clanes de la política dominicana contraria a Joaquín Balaguer, en la Guerra Fría, son evidentes. Su padre, José Rafael, fue Ministro de Finanzas de Bosch en el breve proyecto nacionalista del 63 y, pocos años después, volvió a ocupar esa misma cartera en el igualmente breve régimen revolucionario de Francisco Alberto Caamaño de 1965. Abinader padre fue una figura clave de la cúpula del PRD y su hijo llegaría a ser candidato a la Vicepresidencia por ese mismo partido en 2012.

Hoy Luis Abinader se prepara para ocupar la presidencia con un nuevo partido, el PRM, mientras Leonel Fernández intenta lanzar otra organización nueva, Fuerza del Pueblo, fundada en 2019. Habrá que ver si la vieja tensión bipartidista dominicana se deshace o se rehace, pero lo cierto es que la política en ese país caribeño se renueva, diversifica y cambia de nombre. Por lo pronto es de celebrar que una nueva generación llegue al poder y proyecte su experiencia a través del gobierno.