Rafael Solano

Morena, fracciones y aspirantes

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El obradorismo que habita en Morena se ha convertido en una enorme maquinaria constructora de votos, la filosofía de la segunda mitad del sexenio ha sido establecida en torno a la prevalencia en el poder, no a la resolución de problemáticas.

Morena pudo establecerse con los cimientos de Honestidad Valiente, A. C., después en 2014 logró su registro como partido político Movimiento de Regeneración Nacional, A. C.; el obradorismo buscó un espacio alejado de los partidos tradicionales donde pudiera competir y controlar. Pero a pesar del aglutinamiento de esa fracción política, para avanzar tuvieron que atraer a otros grupos organizados; en este sentido, hay al menos otras dos grandes fracciones nacionales que cohabitan: el ebrardismo y el monrealismo.

Como lo comentamos en “Morena: la caja de pandora”, el frente abierto por el presidente, de “las corcholatas”, funcionó para despresurizar crisis del momento. Sin embargo, frente a la laguna de la regulación electoral, convirtió al Gobierno en un enorme comité de precampaña política. De hecho, si retomamos las fechas propuestas por el dirigente de Morena, Mario Delgado, en junio de 2023 se presentará la convocatoria y, en agosto, Morena tendrá su candidato presidencial, disfrazado con otro nombre, claro.

Si atendemos estas fechas, en realidad la contienda interna morenista ya rebasó el primer tercio. Entre militantes y funcionarios, ya no ven otra cosa, sólo se habla de la sucesión. Todas las baterías están en ello. Y tras esta primera etapa, ya hay un primer rezagado, por funciones y presencia mediática, a Marcelo Ebrard le ha resultado complicado mantenerse a la cabeza, y poco a poco el obradorismo lo ha venido desinflando con una “guerra de baja intensidad”, una especie de ghosting donde al canciller lo hacen menos presente, acompañado de un “contraste” no frontal en redes sociales, orientado a cuestionar ¿qué tanto sus posiciones difieren con el presidente? De acuerdo al Análisis de Reputación Mediática de Actores (ARMA) de Pérez-Escamilla y CIP, es el aspirante que menor proyección mediática y mayor cobertura negativa tuvo este mes. La pregunta es si Marcelo, a estas alturas, contará con las herramientas y el equipo político para recuperarse o se irá (lo irán) diluyendo paulatinamente. Hoy, de Marcelo se escuchan cada vez más cosas intrascendentes, lo que lo ha venido alejando de su posicionamiento original: los resultados.

Otro aspecto que ha impactado, es el crecimiento de Adán Augusto, a partir de la operación con el PRI y la militarización; el exgobernador de Tabasco se metió con todo a la contienda y este mes logró turn over, obteniendo el mayor espacio de cobertura mediática (de acuerdo a ARMA), mismo que ha impactado en las búsquedas web (Google trends), donde por primera vez ha ganado el segundo espacio (mandando a Ebrard al tercero). Asimismo, en territorio también se ha dejado sentir a través de la campaña “Con López estamos Agusto”. Parece claro que la estrategia obradorista es restarle espacio a Marcelo con Adán Augusto, en términos de su fortaleza: “resolución” y “cumplimiento”. Las preferencias aún no dejan claro si el tabasqueño es un jugador que sólo le restará a Ebrard allanando el camino a Sheinbaum, o si se meterá de lleno a la contienda a disputarle el espacio a la Jefa de Gobierno.

El otro caso es el de Monreal, el aspirante no reconocido, “la corcholata” que no es “corcholata”. Al senador le prometen que lo sacarán de “la congeladora” presidencial, sin embargo, el obradorismo lo sigue atacando con fiereza, en una constante campaña de descalificación que se aprueba desde el Zócalo capitalino, aunque él mismo no lo reconozca en público. El monrealismo quedó fuera de los espacios de poder partidista, no tendrá decisión en los mecanismos ni debates internos de Morena, y tampoco pudo concretar una reforma para que existiera una elección primaria por la vía del voto, como era su ruta inicial; sin embargo, ha logrado mantenerse en la discusión pública y en los temas relevantes, encareciendo su posición política, respondiendo a los agravios obradoristas y expandiendo su capital político entre la oposición.

Sheinbaum, por su parte, ha logrado colocarse en la punta morenista, con un amplio despliegue territorial y de visibilidad pública. Es la aspirante de la maquinaria. Su mayor problema radica en su fortaleza, esa maquinaria es inmensa, y cada paso dado se ha vuelto extenuante, lo que ha reducido su margen para cometer errores en una contienda con competencia.

Desde la democratización del sistema de partidos no ha habido un Presidente capaz de imponer a su preferido como sucesor. Ha sucedido de todo, asesinatos, accidentes, desgaste, derrotas internas y constitucionales. El hecho es que el obradorismo está desafiando esa historia contemporánea con sus dos alfiles: Sheinbaum y Adán Augusto; y hasta ahora, están restando margen a otras fracciones para acceder a la candidatura presidencial. La reflexión es: ¿aún queda espacio en Morena y en posiciones de poder para el resto de las fracciones nacionales, o el próximo año veremos la escisión tan advertida por muchos? Por lo pronto, hay abolladuras en el partido del Gobierno, pero no rompimiento... todo esto frente a la Reforma Electoral, pero eso… eso es tema de otra columna.