Susurros del Diablo

CIVITAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Lo que dice El Diablo requiere cautela. Y la perorata de los opuestos demanda equilibrio.

El cadáver ensangrentado y con billetes manchados de Arturo Beltrán Leyva, circuló por el imaginario nacional el 16 de diciembre del 2009. Gobernaba Felipe Calderón Hinojosa, y lo que unos consideran el inicio de una guerra innecesaria al narcotráfico, otros —especialmente panistas y ciudadanos no partidistas, pero más bien conservadores— estimaron que fue un ponerse los pantalones, por primera vez, ante cárteles.

Ni Vicente Fox ni Ernesto Zedillo se caracterizaron por plantearse terminantemente una lógica verificable en hechos respecto de la delincuencia organizada. Y quien siguió a Calderón, Enrique Peña Nieto, predominantemente estableció frivolidad y generalizada corrupción.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece la oportunidad de distinguir límites entre los supuestamente inocuos “abrazos y balazos” y las reales detenciones de delincuentes. Para no hablar de la CDMX, con el mayor número de capturas de capos gracias a la determinación política de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Este martes, en el proceso contra el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, el testimonio de Edgar Veytia, exfiscal General de Justicia de Nayarit, recolocó el nombre del expresidente Calderón.

El exfiscal, sentenciado en Estados Unidos a 20 años por vínculos con cárteles, dijo que García Luna y Calderón ordenaron proteger al cártel de El Chapo y no a los Beltrán Leyva. ¿Habría sido evidencia el evento protagonizado por la Marina en 2009? Evitemos especular, pero no la oportunidad de pensar.

La declaración demanda equilibrio en su interpretación. La probable contundencia de lo verosímil deberá encontrar sustento y valoración del jurado, aunque alude a escenas relatadas por terceras personas.

El testigo, apodado El Diablo, narró que esa indicación se dio en una reunión entre García Luna, Calderón y el exgobernador nayarita Roberto Sandoval, en la que no estuvo presente.

Con Calderón, se sostiene en esferas policiales y periodísticas, creció en presencia el Cártel Jalisco Nueva Generación. Dos grupos rivales.

En el juicio en Brooklyn, la posible colusión ha sido expresada en diversos testimonios. Abundan casos de jefes policiales, militares, alcaldes y hasta gobernadores.

De la sospecha de complicidad surge el diseño de acciones contra cárteles excluyentes de mandos municipales. La secrecía y efectividad lo reclaman. La captura de Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, el 5 de enero, ilustra esa noción.

El prejuicio ciudadano sobre algunos políticos dicta sentencia, aun antes de haber acusación. El descrédito que suele acompañar a los expresidentes tiene alguna credibilidad.

El sistema de justicia anglosajón parte de la premisa de que “toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario”. Veremos.