Valeria López Vela

Todo puede salir mal

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela
Valeria López Vela
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El antimexicano por excelencia, Donald Trump, ha vuelto a hacer de las suyas. Apenas la semana pasada, anunció una reunión con nuestro Presidente, precisamente afuera del muro fronterizo. En efecto, Trump marcó la agenda a nuestro mandatario y lo avisó de la visita con el muro de la vergüenza detrás. Por si fuera poco, los últimos días ha publicado varias veces, en Twitter, los avances en la construcción de su insignia de campaña, con el fin de agradar los oídos de las huestes antimexicanas y sus preferencias electorales.

Se sabe que Donald Trump ha tenido antes desplantes con otros mandatarios. Es imposible olvidar el desaire a la canciller Angela Merkel, a quien dejó con la mano extendida. O los desencuentros constantes con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Incluso como candidato, no dudó en ofender al expresidente Peña Nieto utilizando la intempestiva reunión como un ancla de campaña y declarar que México pagaría por el muro.

Con todos estos antecedentes, mu-

cho me temo que no hay posibilidad alguna de que la reunión bilateral de hoy pueda salir bien. Tampoco con saldo blanco para nuestro país.

Conociendo la tendencia de Trump a romper las reglas protocolarias, los exabruptos tuiteros y la deslealtad hacia “los suyos”, no tendría que sorprendernos un importante revés político en contra de nuestro Presidente. Y, en ese escenario, las pugnas partidistas y las visiones políticas en México están obligadas a dejarse atrás: cualquier desaire al representante de nuestro país es una afrenta a México.

Tampoco valdrían las polarizaciones ni los argumentos fáciles como: “a quién se le ocurre”, “se lo merece” o “se lo buscó por ir”. Nada de eso. La investidura presidencial y la lealtad a México deben estar por encima de nuestras diferencias.

Y aunque para todos sea difícil encontrar motivos que justifiquen la presencia de nuestro Presidente, corresponde acompañar, estar atentos y reaccionar patrióticamente.

La reunión con Trump cobrará, sin duda, factura a nuestro país. La molestia del Partido Demócrata ya se ha dejado escuchar y la sorpresa internacional por la reunión ha sido motivo de burla en diversos medios, pues la cita parece más un encuentro entre dos jefes de campaña, de cara a las respectivas elecciones, que una reunión entre dos mandatarios; dicho en buen cristiano: sabemos quienes defienden los intereses de cada partido, en cada elección, de cada país. Pero no se sabe quién vela por los intereses de los Estados.

En estos días, la percepción sobre nuestro país no pasa por su mejor momento. El reto de la pandemia aunado al antimexicanismo fomentado desde la Casa Blanca han ahuyentado las inversiones y cerrado oportunidades de crecimiento. El estigma por ser mexicano también ha aumentado. Por ello, es importante que la reunión no salga tan mal —aunque insisto, espero que vaya bien, pero no lo veo probable—.