La lucha por el pluralismo civil en Cuba

La lucha por el pluralismo civil en Cuba
Por:
  • rafaelr-columnista

El Estado cubano se niega a ceder control, ni siquiera en la limitada autonomía de la sociedad civil. No hablamos aquí de la oposición política profesional, que reúne a unos cientos de ciudadanos, constantemente hostigados por la policía política. Hablamos de un sector mayor, aunque igualmente minoritario, que defiende la plena libertad de asociación civil a partir de identidades de género o raza, orientación sexual, protección de los animales o respeto al medio ambiente.

Hace algunas semanas se produjo en La Habana una de las primeras manifestaciones no convocadas por el Estado, en casi sesenta años, que reunió a miles de ciudadanos contrarios al maltrato de los animales. Los manifestantes demandaron del gobierno leyes de protección de los derechos de los animales, que siguen sin adoptarse en la isla a pesar del recién concluido proceso constituyente. El pasado 11 de mayo, fue la comunidad LGTBI la que se movilizó pacíficamente a favor de su legítima autonomía.

Como en todas las esferas de la sociedad civil, en la de los derechos de las minorías sexuales el Estado cubano cuenta con una organización, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro, hija del líder máximo de la isla, que intenta subordinar los intereses de la comunidad gay a la cúpula del poder. Desde su creación, el Cenesex ha acumulado desencuentros con los grupos LGTBI, que parecen llegar a un punto de inflexión en los últimos días.

Tras el anuncio del Cenesex de que la tradicional “conga contra homofobia y la transfobia” de este año sería cancelada —porque la oposición intentaría manipularla políticamente— la propia comunidad decidió convocarla por su cuenta. A pesar de que la organización estatal descalificó la convocatoria, por tratarse de un “show montado en Miami y Matanzas” (sic), los grupos LGTBI independientes desfilaron por el Prado habanero, entre la estatua de José Martí en el Parque Central y la de Juan Clemente Zenea frente al Malecón.

Durante el trayecto, cientos de manifestantes sufrieron diversos tipos de acoso de la policía política: advertencias, gritos, amenazas, golpizas, arrestos. Las redes sociales se llenaron de imágenes que hablan por sí mismas. Como es habitual, los medios oficiales de comunicación de la isla, y sus resonancias globales, intentaron devaluar la marcha con acusaciones inverosímiles. A contracorriente del oficialismo, un sector importante de la comunidad artística e intelectual condenó la represión.

La manifestación del 11 de mayo está llamada a ser un capítulo central de la lucha por el pluralismo civil en Cuba. Hablamos de un país donde los derechos de asociación y expresión básicos no están garantizados por las leyes y, de hecho, siguen criminalizados en el Código Penal. La Constitución recientemente aprobada no garantiza el matrimonio igualitario, no condena la violencia de género, ni admite medios de comunicación no estatales.