El tomate es uno de los alimentos más consumidos en el mundo y también uno de los más polémicos en cuanto a su clasificación. ¿Es una fruta o una verdura?
La respuesta depende del punto de vista que se tome. Desde la ciencia, es claramente una fruta, pero desde el ámbito legal y culinario, puede considerarse una verdura.
Esta contradicción ha sido analizada por botánicos, cocineros y hasta jueces, especialmente desde un fallo histórico en Estados Unidos.

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En el año 1893, la Corte Suprema de Estados Unidos resolvió un caso llamado Nix v. Hedden, en el que se debatía si los tomates debían considerarse frutas o verduras para fines arancelarios.
En ese momento, las verduras estaban sujetas a impuestos de importación, mientras que las frutas no.
La familia Nix, importadores de tomates, argumentó que debían clasificarse como fruta para evitar el impuesto.

¿Porqué la Corte Suprema en EU determinó que era una verdura?
La Corte Suprema dictaminó que, aunque botánicamente el tomate es una fruta, en el lenguaje común y culinario es considerado una verdura, ya que se consume como parte de ensaladas, sopas y platillos salados.
El tomate no se sirve como postre ni como fruta fresca en las comidas, lo que influye en su percepción pública.
Y en la práctica cotidiana, el tomate se consume junto con otros vegetales y en platillos salados.
La clasificación legal debía ajustarse a la costumbre popular, no a la definición científica.
Con base en estos argumentos, la Corte declaró que el tomate debía considerarse una verdura para fines legales y fiscales, estableciendo un precedente jurídico.
Este fallo estableció un precedente interesante: científicamente, el tomate es una fruta, pero legal y culinariamente puede tratarse como una verdura.

¿Cómo la ciencia determinó que el tomate es una fruta?
Desde el punto de vista de la botánica, los frutos son estructuras que se desarrollan del ovario maduro de una flor después de la fertilización y que contienen semillas.
Bajo esta definición, el tomate se desarrolla del ovario de la flor de la planta del tomate, contiene semillas en su interior y es producto de la fecundación.
Además su estructura interna y externa cumple con todas las características de un fruto carnoso tipo baya.
Por lo tanto el tomate se clasifica junto con otras frutas botánicas como el pepino, el pimiento, la calabaza y la berenjena.
Por tanto, los botánicos coinciden en que el tomate es una fruta, incluso si su sabor no es dulce.
Esta clasificación es objetiva, basada en criterios morfológicos y reproductivos de la planta.
Este caso se convirtió en un ejemplo emblemático de cómo la ciencia y el derecho pueden aplicar criterios distintos según el contexto.
Mientras la botánica se basa en definiciones estructurales, la ley puede recurrir al uso y costumbres del lenguaje cotidiano para tomar decisiones prácticas.

