¡Mal de amores! Todos lo hemos sufrido alguna vez en la vida, ya sea en forma de rechazo, ruptura, friendzone o simplemente no decir lo que sentimos. Por ello, es que el 29 de julio se conmemora el Día Internacional del Mal de Amores, donde, además, recordamos por qué es más profundo de lo que parece.
El mal de amores es un conjunto fuertísimo de emociones: nos duelen el pecho y el estómago, estamos tristes, queremos dormir todo el día y perdemos nuestro brillo.
Pero ¿sabías que detrás de todo esto en tu cerebro están ocurriendo miles de procesos? No es de extrañar que el mal de amores se sienta tan mal, pues nuestras neuronas están procesando miles de estímulos al mismo tiempo. Probablemente no sabías lo que pasa en tu cerebro cuando te rompen el corazón y aquí te lo contamos.
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¿Por qué duele tanto el mal de amores? Esto pasa en tu cerebro cuando te rompen el corazón
¿Te dijeron “lo siento, solo te veo como un amigo” o “amiga”? ¡Auch, eso debió doler! Sin embargo, el impacto del mal de amores no solamente se sintió en tu corazón, sino también en el principal órgano regulador del cuerpo: el cerebro.
De acuerdo con estudios recuperados por sitios especializados como SrtlVeMD Wellness, el mal de amores impacta fuerte en nuestras neuronas, especialmente, debido al estrés que nos provoca un rechazo.
Estudios de neuroimagen han mostrado que el rechazo amoroso activa áreas cerebrales vinculadas al dolor físico, como la corteza cingulada anterior y la ínsula. Por ello, si te “duele” el corazón, ¡no es casualidad!
Además, durante un rechazo, se desploman drásticamente las hormonas que nos mantienen “contentos” y, por lo tanto, “vinculados” con una persona. Estas son la dopamina, oxitocina y serotonina. Con este bajón repentino, vienen síntomas similares a la abstinencia: ansiedad, insomnio y obsesión emocional.
En su lugar, debido al estrés que provoca una ruptura, el cerebro libera grandes cantidades de cortisol, una hormona relacionada con el estado de alerta. Por ello, cuando nos rompen el corazón, sentimos tensión muscular, insomnio, fatiga, náuseas y hasta caída del sistema inmune.
Un estado reiterado de estrés es perjudicial para el cuerpo, pero también para el cerebro, pues mientras más tiempo pasemos con esta emoción, más daño recibirán las zonas vinculadas con la concentración y la claridad mental. ¡Por eso es que mientras más tiempo pasa, más nos obsesionamos!
Pero no todo son malas noticias…
Sí, el mal de amores duele, y mucho. También, afecta tu cerebro. Sin embargo, este bello órgano cuenta con una de las funciones más útiles para el ser humano: neuroplasticidad, es decir la capacidad de regenerarse y aprender nuevos patrones.
Por ello, si exponemos al cerebro a estímulos agradables, como paseos, comidas deliciosas, momentos divertidos con nuestros amigos y, sobre todo, conexiones genuinas, éste se recuperará y, pronto, nos ayudará a volver a sentir la alegría que había antes de la ruptura.
Así que, ¡ya sabes! ¡Nada de comer helado todo el día en la cama! ¡A salir, reír, bailar y disfrutar!
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