El arte se ha transformado a través del tiempo, pero algo que llama mucho la atención de los Internautas es recordar la manera en la que algunas pinturas en la Edad Media mostraban gatos, perros y hasta bebés que actualmente lucen simplemente perturbadores.
A pesar de que con el paso de los años, las obras fueron afinando detalles y se hicieron más realistas para retratar a este tipo de personajes en la pintura, el público todavía mira con intriga y cautela a los perros pintados en la Edad Media.

Y es que aunque algunos logran tener cierta similitud con las queridas mascotas, la mayoría de las imágenes que podemos ver de ellos resultan bastante inquietantes, entre sus rostros desencajados o proporciones extrañas.

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Incluso, en algunas imágenes se puede decir que los perros tienen rostros humanos, algo que en la actualidad resulta inquietante de pensar, pero en ese entonces no era tomado como algo verdaderamente importante dentro de la creación de obras de arte.
Según algunas fuentes, el motivo por el que los perros en la Edad Media tenían una apariencia tan extraña, era que muchos pintores nunca habían visto un perro y los pintaban según otras imágenes que veían. De este modo, no podían asegurarse de una apariencia realista.

Otros comentan que la intención del arte en ese entonces no tenía nada que ver con hacer algo fiel a la realidad. Por el contrario, lo más importante era el simbolismo y en este caso, la fidelidad del perro era mucho más valiosa que su apariencia.
Fue durante la época del Renacimiento que esto cambió, ya que fue entonces que comenzó el estudio en torno a la anatomía y el realismo, pero antes de eso, lo principal en el arte era representar ideas.
Algunos más mencionan que la intención del artista medievo era dar un poco de risa con sus pinturas, lo que lleva a que no se interesaran mucho porque algo fuera puramente bello. Esto también ocurría con otros animales de la Edad Media, no solo con los perros.


