Esto dicen los expertos

¿Por qué hay vacuna contra COVID-19 y no contra el SIDA?

En un artículo publicado en The Conversation revelan las particularidades de cada virus y por qué éstas permitieron que el COVID-19 tuviera una vacuna eficaz

Supuesta vacuna contra COVID-19 se ofrece en la Dark Web
Supuesta vacuna contra COVID-19 se ofrece en la Dark WebFoto: Especial
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La vacuna contra COVID-19 llegó en tiempo récord tras la emergencia sanitaria mundial, su aplicación que ya comenzó en distintos países, entre ellos México, ha abierto una pregunta ¿por qué existe vacuna para el CoVID-19 y no para el SIDA?

De acuerdo con The Conversation, un sitio especializado que publica noticias en Internet escritas por académicos e investigadores, bajo una licencia, reveló la razón por la que existe una vacuna contra COVID-19 y no para el SIDA

La publicación señala que no se ha logrado la vacuna contra el sida por la elevada variabilidad genética del virus. “La tasa de error de la polimerasa del VIH es del 0'01 %, de modo que cada nueva copia de ARN retroviral tiene un nucleótido distinto de la copia progenitora”, se lee en el texto.

En cambio, las polimerasas de los virus de la polio, la gripe o los coronavirus tienen mucha mayor fidelidad de copia, de modo que la población viral es menos diversa. Esa estabilidad antigénica facilita que puedan desarrollarse vacunas eficaces contra la COVID-19.

De acuerdo con el artículo cada día se producen millones de partículas víricas en una persona infectada de VIH por lo que el virus circula como si fuera una constelación dinámica de secuencias genómicas alrededor de una secuencia máster (o promedio).

Señala que cuando al cuerpo se le administran antirretrovirales o anticuerpos hay algunas partes del virus que escapan y se vuelven resistentes a los medicamentos por eso el VIH es una infección crónica que dura toda la vida.

A diferencia del VIH, el coronavirus SARS-CoV-2 muestra una escasa variabilidad genética. La antigenicidad es estable, de modo que la respuesta inmunitaria es efectiva.

Las vacunas que han empezado a administrarse protegen de COVID-19, pero no parecen evitar de forma absoluta la infección en las vías respiratorias altas, de modo que el riesgo de transmisión no desaparece por completo, se lee en el artículo de The Conversation.

Quizás nuevas generaciones de vacunas o la administración de múltiples dosis (de recuerdo) lograrán potenciar una mayor inmunidad.