Tras enterarse de que el pasado 22 de septiembre Lex Ashton “N” ingresó armado al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur y mató al también estudiante, Jesús Israel “N”, de 16 años, Mía dice que en su cabeza se reproduce un recuerdo una y otra vez y se pregunta si no era una señal de lo que iba a pasar años después.
La joven habla sobre cómo el chico no se relacionaba con nadie, lo cual llamaba la atención del resto de alumnos.
“Siempre fue una persona muy reservada. No sabría decir si desde ese entonces él pensaba cosas raras”, recuerda Mía, excompañera de Lex Aston “N” en entrevista con La Razón.

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- El Dato: Madres y padres de familia han denunciado la falta de seguridad dentro del CCH Sur, pues, acusaron, han existido reportes de distinto tipo de agresiones en contra de alumnos.
La universitaria cuenta que ella y su entonces compañero se conocieron en sus primeros días de clases en el CCH Sur, pues terminaron en un equipo en el grupo de inglés, en agosto de 2022. Durante ese tiempo, afirma, no pudo tener una plática amena con él, pues era una persona solitaria, tranquila pero, sobre todo, callada.
“Nunca tuvimos una conversación fluida, ya que nunca habló mucho. Era muy difícil sacarle una plática, pues sólo contestaba con un sí o un no o simplemente te movía la cabeza”, explica Mía.
Aunque cruzaban palabras por WhatsApp para resolver tareas, ni ella ni nadie en el colegio consiguió alguna interacción más allá de la escolar. Lex Ashton “N” no tenía amigos ahí. “Llegaba a estar con compañeros, pero mientras ellos hablaban, él sólo escuchaba”, apunta la joven de 18 años.
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Sobre las conversaciones que tenían en WhatsApp por temas de la clase de inglés, comenta Mía que Lex Ashton “N” era distinto e incluso, a un compañero le escribía “sí, bro, no te preocupes”.
“Yo pensaba que le daba pena y era una persona introvertida. Yo lo veía como alguien muy tranquilo”, afirma ella.
Natalia, quien también fue compañera de nuevo ingreso de Lex Ashton “N”, menciona que trató de ser su amiga, porque pensó que era tímido y le costaba interactuar con los demás.
“No era la única que trataba de acercarse a Lex, pero él mismo se alejaba de las demás personas (...) Quise integrarlo a mi grupo de amigos, pero era muy hermético”, apunta con voz seria.
El aislamiento social que tenía Lex Ashton “N” no cambió en su segundo año, de 2023 a 2024, sostiene Lee, otra compañera en ese periodo, era difícil tener una conversación larga con él.
“Siempre se le veía solo, retraído y en su mundo. Me acuerdo que una vez le dije amiga que Lex se me hacía interesante y que estaría padre que fuéramos amigos”, cuenta.
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La ahora egresada del CCH Sur dice que en su primer y último intento de platicar con él se acercó mientras estaba cerca de otro compañero de clase.
“Saludé con un hola al compañero y después a Lex, pero él no reaccionó ni siquiera me devolvió el saludo. Intenté hablarle, pero me pasó de largo”, dice Lee.
Recuerda Mía que, la mayor parte del tiempo, Lex se la pasaba en su celular; además, Natalia apunta que las horas libres las usaba él para rondar por los pasillos sin hablar con nadie. “Ponía atención a la clase, pero no participaba”.
Sin embargo, rememoran, no pasaba desapercibido. La gente lo miraba, porque vestía de negro, con una chamarra con capucha y siempre portaba un cubrebocas para ir a la escuela.
“No había día que no le faltara el cubrebocas. Yo nunca le pude ver la cara, no sé cómo es su rostro”, dice Lee. “De hecho, era como el misterio para todos verlo sin cubrebocas”, agrega Mía.
Las compañeras de clase de Lex Ashton “N” aseguran que nunca vieron que sufriera bullying o que fuera violento.
“Era tranquilo el chico, pero a veces parecía que se disociaba, se te quedaba viendo fijo, muy raro”, reflexiona Natalia.
No obstante, Lee refiere que, a partir del segundo año de clases, Lex Ashton “N” faltaba y si iba“se ponía sus audífonos, su capucha y se ponía a dormir”.
Carlos, también estudiante recursador como Lex Ashton “N”, recuerda que este semestre, semanas antes del ataque, se encontró con él, quien permanecía solo y como regularmente lo hacía: con la capucha de su sudadera y su celular.
“Una amiga y yo entramos a un laboratorio en el edificio F para platicar y ahí estaba el compañero Ashton, en una esquina usando su celular y encapuchado. La luz estaba apagada”, cuenta.
Durante las protestas universitarias por el asesinato de Jesús Israel “N”, Carlos refiere que trató de acercarse a él, pero hubo un rechazo firme de su parte: “Cuando le intenté hacer la plática daba respuestas bastante tajantes y hablaba entre dientes”.
Días después, el 22 de septiembre, Lex Ashton “N” acudió al CCH Sur con su típica vestimenta negra y cubrebocas, pero, en esta ocasión, el joven de 19 años cargó guantes y lentes tácticos, una hoz, dos navajas y siete frascos de gas pimienta.
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EL ATAQUE. La mañana del lunes, la madre de Lex Ashton “N” advirtió al 911 que su hijo salió de casa y no hallaba algunos objetos. Pero poco hizo efecto esta alerta previa, pues alrededor 13:00 horas atacó y mató a otro estudiante, Jesús Israel, de 16 años.
Jesús Israel “N”, estudiante de segundo año del CCH, comía unos chicharrones con su novia cuando sufrió el ataque de Lex Ashton “N”, quien también lesionó a Armando, un trabajador del plantel de 65 años, quien trató de detenerlo.
Luego de la agresión, el joven corrió al edificio IM y se lanzó desde éste, por lo que sufrió fracturas en ambas piernas.
Armando ya fue dado de alta de las lesiones, mientras que Jesús Israel “N” fue velado el miércoles en su natal Perote, Veracruz. Lex Ashton “N” está hospitalizado, pero bajo custodia policial.
De acuerdo con la fiscala capitalina, Bertha María Alcalde Luján, la investigación que se lleva a cabo por este caso es por los presuntos delitos de homicidio calificado y lesiones dolosas. Además, recopilan información por la orden de aprehensión en contra del sospechoso.
Por su parte, estudiantes, profesores y padres de familia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han protestado para exigir mayor seguridad y justicia para Jesús Israel “N”.
En tanto, las autoridades universitarias ahora revisan los protocolos de seguridad y reconocen la existencia de una advertencia previa, aunque, sostienen, no fue directa hacia la máxima casa de estudios.
Una serie de publicaciones en Facebook relacionan a Lex Ashton “N”, presuntamente, como integrante de grupos incels, comunidades extremistas de hombres heterosexuales que no han tenido ninguna relación sexual o afectiva con una mujer.
En la subcultura Incel, abreviatura en inglés de “célibes involuntarios”, los hombres aspiran a ser “chads”, es decir, varones populares entre las mujeres, mientras que a éstas las llaman “foids”, abreviación de “humanoide feminino”, o “stacy”.
“Ya estoy harto de este mundo, nunca en mi vida he recibido el amor de una mujer y la neta me duele, me duele saber que los ‘chads’ pueden disfrutar de las ‘foids’ y yo no”, escribió Lex Ashton “N” en el grupo Farmacia Curincels.
Ninguna de las compañeras de Lex Ashton refiere haber visto algún indicio de que formaba parte de comunidades incel, pues su trato con hombres y mujeres era indistinto, aunque reía levemente cuando recibía “bromas” por su seriedad y aislamiento en el CCH Sur.
“En forma de broma se decía en el salón que, como él era tan callado, en algún momento iba a sacar una escopeta y nos iba a disparar. Lex se reía cuando decían ese tipo de cosas, por eso, de alguna forma, me parece muy shockeante la situación”, dice Mía con una débil risa de desconcierto.
Mía, Natalia, Lee y Carlos no son los nombres reales de los entrevistados, pues les fueron cambiados a petición expresa suya por temor a represalias por parte de las autoridades universitarias, de comunidades incels y del propio Lex Ashton “N”.

Los incel, víctimas de un sistema patriarcal
› Fernanda Rangel
El asesinato de un estudiante de 16 años dentro del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur a manos de su compañero de 19, Lex Ashton “N”, reavivó el debate sobre los incels o célibes involuntarios, una subcultura digital asociada a expresiones de misoginia y violencia.
Compañeros del joven lo describieron como callado y con frecuentes ausencias escolares, lo que, para el psicólogo y responsable de prevención de Género y Desarrollo (Gendes), Asociación Civil, Jorge Zetina, este perfil lo hizo “un chico vulnerable”.
“El incel no empieza con un crimen, sino con un chico aislado que se siente invisible… en comunidades digitales encuentra un lenguaje que valida su frustración y la convierte en odio”, explicó el especialista en violencia de género a La Razón.
El experto advirtió que los incel son la expresión moderna de grupos de hombres que se resisten a los avances de luchas por la igualdad y los derechos de las mujeres.
La investigación ¿Qué se necesita para convertirse en un incel? El papel del pensamiento paranoico, la depresión, la ansiedad y los patrones de apego, publicado en la Librería Nacional de Medicina, del Gobierno estadounidense, indica que estos grupos misóginos son integrados por hombres, la mayoría joven.
Entre las características incel están que estos varones piensan que las mujeres los rechazan por elegir a otros con más estatus, dinero o atractivo, lo que se traduce en una frustración, resentimiento y discursos misóginos que comparten en chats de Facebook, Telegram, Reddit y 4chan.
El psicólogo advirtió que este fenómeno empieza a echar raíces en México y urge que autoridades, familias y escuelas trabajen de manera coordinada para prevenirlo.
Jorge Zetina dijo que ni la censura de foros incel ni la criminalización directa son soluciones y que la alternativa está en fortalecer la educación emocional y ofrecer nuevas formas de entender la masculinidad.
“Se trata de que los varones puedan hablar de sus emociones sin miedo. Si dejamos que Internet sea el único lugar donde encuentren respuestas, estamos regalando a los jóvenes a una narrativa violenta”, advirtió el especialista.
