Carlos Joaquín se fue del PRI como llego, solo

Carlos Joaquín se fue del PRI como llego, solo
Por:
  • guillermo_vazquez_handall

La expectativa se desvaneció como la espuma, inmediatamente después de anunciar su renuncia al Revolucionario Institucional, ningún grupo o figura relevante de ese partido lo siguieron en su aventura, Carlos Joaquín se fue del PRI de la misma forma en que llego, solo.

El efecto de su desprendimiento resulto en sentido inverso, muchos de los personajes que han sido sus mas cercanos y que le habían acompañado antes, en la política y la amistad, también lo han dejado partir solo.

Es un hecho que llama poderosamente la atención, porque no se trata de establecer un calculo contable, sino simple y llanamente el del reflejo del rechazo de una intención relacionada con una obsesión personal, no con un proyecto de grupo, sin el respaldo de sus miembros.

Carlos Joaquín por arrogancia, nunca atino a entender que su única perspectiva positiva era su pertenecía partidista, la que le otorgo posiciones por las que nunca tuvo que luchar, que le fueron otorgadas mas por generosidad que por merecimiento, que su ascenso se debió gracias a la prerrogativa de un poder que le concedió espacios a los que arribo por concesión.

Que el valor e influencia de su apellido, no es un derecho divino, era un privilegio, que nunca mas podrá ser un derecho dinástico hereditario, en todo caso, es una familia cuyos miembros, en mayor porcentaje han abandonado la causa que los cobijo.

La familia Joaquín con la muy honrosa excepción de Pedro Joaquín Coldwell, el único exponente del clan que obedece al concepto de lealtad a su origen y militancia, no puede seguir siendo considerada una familia priista, la mayor parte de su miembros activos en política, abandonaron al partido.

Apellidarse Joaquín no puede ya seguir siendo sinónimo de priismo, referente orgulloso como lo fue durante tanto tiempo, por el contrario ahora lo es de abandono y renuncia.

El liderazgo se construye, mediante la conducción de objetivos de y para un grupo, que necesariamente debe salvaguardar los intereses colectivos de quienes lo conforman, cuando esa perspectiva es individual, el proyecto como tal pierde sentido y se desvanece.

Los principales elementos del que en su momento fue el grupo compacto y de mayor confianza de Carlos Joaquín, como Filiberto Martínez y Juan Carlos Pereyra, no abandonaran las filas del priismo, se mantendrán en ese partido e intentaran dar cauce a sus aspiraciones desde esa misma trinchera.

Independientemente de los afectos, en el ejercicio político lo que se impone, son los intereses, y estos se relacionan con la viabilidad, cuando la intención se tergiversa, los intereses se dispersan.

La apuesta Joaquinista, fuera del PRI esta huérfana, carece de sustento, adolece de estructura tanto ideológica como operativa, y eso quienes mejor lo percibieron, son precisamente quienes, desde la cercanía y la intimidad sabían que en estas condiciones, no hay posibilidad de éxito.

La realidad contundente es que es un reflejo pragmático, un calculo de beneficios y prejuicios, nadie mas se va a inmolar para cumplir un capricho personal.

Porque una cosa era la posibilidad de que Carlos Joaquín hubiera sido candidato del PRI a Gobernador, y otra muy diferente que lo sea por otro partido.

La lealtad no puede estar sujeta a obsesiones, el mejor general es el que sabe en que momento hay que retirarse de la batalla, que si esta perdida de antemano hay un momento para capitular, sin poner en riesgo a su ejercito, cuando la cabeza insiste en continuar hacia el suicido colectivo, lo que media como concepto, es fanatismo.

Carlos Joaquín suponía que su salida del PRI, daría pie a un éxodo masivo, el calculo fue erróneo, no tenia sustento, la prueba fehaciente de ello es que después de la efervescencia, ni siquiera sus mas cercanos le acompañaran.

No solo no aprobaron su renuncia, no comparten inmiscuirse en una causa perdida, que además supone ir en contra de todo lo que creen, lo que son, de su naturaleza pues.

Uno a uno los mitos que pretendió establecer para presionar una postulación que no supo y no pudo ganar, han venido cayendo por su propio peso, ni resulto impuesto candidato, ni con su salida se rompió la unidad del priismo quintanarroense.

Ese fue un escenario previsto, con mucha anticipación propios y extraños tuvieron las cifras sobre la mesa, incluso considerando diversas variantes, en ninguna de esas opciones tuvo el proyecto Joaquinista ninguna oportunidad.

Ahora a Carlos Joaquín, le quedara como única opción enfrentar la competencia electoral rodeado de extraños, con visiones e intereses diferentes, el con una bandera que no es suya y quienes le acompañaran, patrocinando a quien no conocen, en quien realmente no creen.

Los dirigentes opositores ven en Carlos Joaquín solo una herramienta para intentar enfrentar al poder, su carencia de lideres se suple con un elemento que para ellos es desechable, a través del cual buscaran lograr el beneficio que sea posible.

La oposición al PRI en Quintana Roo, utilizara a Carlos Joaquín hasta donde le sirva, en esa relación no existe ni identificación ideológica, ni lealtad, es un compromiso efímero, oportunista de ambos de lados, sin futuro.

Twitter: @vazquezhandall