La actriz, productora y escritora Susana Alexander anunció su retiro de los escenarios después de toda una vida haciendo lo que le gusta. Sin embargo, a los 81 años confiesa en Al mediodía con Solórzano, programa que conduce el periodista Javier Solórzano, y que se transmite en el canal de YouTube de La Razón, que ha dejado de disfrutar del bullicio de los foros y de las desmañanadas de los rodajes, sin dejar de lado su agradecimiento por poder dedicarse al arte.
“Llega un momento en que uno tiene derecho a decir ‘hasta aquí’. Estoy cansada y ya no me estoy divirtiendo haciendo esto.
“No voy a trabajar, ya no. Lo que quiero es sentarme en mi casa y no tener nada que hacer, saber que soy libre y que no me tengo que levantar temprano, que no me tengo que maquillar, que no me tengo que ir, que no tengo que correr”, explicó.

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Empero, Susana se abre camino al descanso y el disfrute entre alegría y satisfacción. Afirmó: “Me voy a dedicar tiempo a mí, uno tiene derecho”. Debido a eso, dijo, buscará reencontrarse con amistades importantes para ella.
Proveniente de una familia de alemanes que llegó a México durante la Segunda Guerra Mundial, su “síndrome del refugiado”, comenta con humor, hace que valore cada recurso. Por ello ha aprovechado su tiempo en esta dimensión desde los 16 años con su primera obra de teatro Variaciones para cinco dedos, pasando por Hamlet, de Shakespeare; Yo soy una buena madre judía, de Dan Greenburg, Cómo envejecer con gracia, de Mayo Simon, entre otras. Hasta terminar una etapa, hace poco, con Dios, ¿sigues ahí?, en el Teatro Xola.
No obstante, se tomó un momento para recordar varias etapas de su vida. Entre ellas, resaltó que los papeles que decidió tomar fueron con el fin de enviar un mensaje de reflexión a la sociedad. “Supe escoger lo que a la gente podría interesarle saber y escuchar”, comentó.
Y rememoró las rutas con las que recorrió México a bordo de su combi, La Cuchi, en favor de la educación, que es lo más importante para ella, dijo. A finales de la década de los años 70, con la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Cultura, viajó para deleitar con Suya afectuosamente, representación epistolar basada en fragmentos de cartas de mujeres célebres, a un público particular: estudiantes.
Con presencia en el cine, en las telenovelas y en el teleteatro, como en la década de los 50 y 60 con El diario de Ana Frank o Santa Juana de Arco; y adaptándose a las necesidades de un mundo complejo como el actual con teatro en streaming, sin duda será una de las figuras del medio artístico que estará presente eternamente, pese a su digna retirada.

