El Museo Kaluz abre las puertas de una exposición que presenta por primera vez al público un estudio profundo del acervo profesional y personal de José María Velasco, adquirido por el propio recinto en 2023. Más de 350 obras y objetos inéditos —entre pinturas, dibujos, libretas, fotografías, manuscritos y publicaciones— ofrecen una nueva lectura del artista como naturalista, científico y observador del mundo vegetal.
El jardín de Velasco es una de las más ambiciosas en la historia del recinto: ocupa cerca de mil metros cuadrados e incluye 160 piezas pertenecientes al acervo del Kaluz, entre ellas siete de las nueve libretas del pintor que nunca antes habían sido expuestas, una carta autobiográfica del artista, sus instrumentos, entre otras piezas.

Para Omar Olivares Sandoval, curador de la muestra, la importancia de El jardín de Velasco radica en la necesidad de generar otros diálogos más actuales. “Velasco es un pintor canónico y como pintor canónico necesita de relecturas, pero más allá de eso, también es un pintor que suscita una fascinación por el mundo natural, que en este momento contemporáneo, sobre cómo representamos la naturaleza, claro que repercute en cómo nos relacionamos con ella”, explicó a La Razón.

“Esta muestra tiene un principal aporte: podemos conocer a Velasco a través de su acervo conservado aquí en el Museo Kaluz y vincularlo con sus obras como dibujante, mostrando también a un practicante científico, destacando estas características a través del acervo, que no se había presentado hasta ahora”, dijo Olivares Sandoval.
En ese sentido, la exposición es también una relectura del propio siglo XIX. Desde su relación con Eugenio Landesio, su maestro, hasta sus colaboraciones científicas, Velasco aparece como un artista que observaba con rigor botánico y sensibilidad poética. “La exposición propone la mirada de un Velasco nuevo, es una mirada diferente que damos desde su archivo personal. Las vitrinas están inspiradas en una museografía del siglo XIX, que nos permite además hacer esas comparaciones entre los ejemplares del herbario, las litografías y los bocetos preparatorios”, explicó la curadora Sara García Fernández.

El recorrido inicia con las prácticas científicas del artista: sus cuadernos, estudios sobre el ajolote —con el que participó en los debates internacionales sobre el evolucionismo— y la exhibición conjunta, por primera vez, de las dieciocho litografías de Flora del Valle de México, su proyecto botánico más importante, interrumpido en 1869. El recorrido va de lo microscópico a lo macroscópico: de los dibujos de plantas y estudios anatómicos al gran paisaje.
La presentación se compone de ocho secciones: Pintor y científico, Flora del Valle de México, Comunidades botánicas, De plantas a medicamentos, Arboleda —donde se reflexiona sobre las representaciones arbóreas que han sido parte de la historia de nuestro país—, Floras del tiempo profundo, Paisajes vivos y Línea del tiempo. En conjunto, las salas revelan cómo la naturaleza fue el eje de su obra y el laboratorio donde se cruzaron arte y ciencia.

Entre algunos de sus objetos personales se muestran su cartera y portafolio bordados con motivos florales, la caja de pintura de su hija, sus medallas, álbumes familiares y recuerdos de sus viajes a París y Chicago: piezas que devuelven la humanidad al mito del maestro paisajista.
En diálogo con este universo, cuatro artistas contemporáneos —Jan Hendrix, Patricia Lagarde, Wendy Cabrera Rubio y Ariel Guzik— reinterpretan la mirada de Velasco con intervenciones comisionadas que expanden El jardín de Velasco hacia los debates actuales sobre ecología y la representación de entorno.
Luis Villalobos, cineasta encargado del uno de los audiovisuales, explica que se trató de “reflejar o complementar el texto que Peter Krieger escribió especialmente para la exposición, en el que habla de la transformación del paisaje de la cuenca del Valle de México, sobre qué tan conscientes somos en esta etapa llamada Antropoceno, qué tan conscientes somos de la vegetación y del espacio”, comentó durante un recorrido por la exhibición.

La presentación cuenta con la colaboración de instituciones científicas y académicas —entre ellas el Instituto de Biología de la UNAM, la Xiloteca, el Museo Nacional de Arte, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Instituto Mora, la Cineteca Nacional, entre otras— y ha derivado en descubrimientos recientes, como una nueva especie de Oxalidales identificada por el Dr. Pedro Fiaschi, experto brasileño invitado gracias a un donativo del Museo Kaluz al Herbario Nacional.
Esta exhibición forma parte del programa Visiones botánicas del Museo Kaluz, que inició en febrero con Liminalidades epífitas, de Thomas Glassford, y continuó con Eufloria. El ciclo busca tender un puente entre el arte y la ecología, un diálogo que culmina con esta hermosa muestra.
El montaje incluye una sala interactiva que sitúa al visitante en la cuenca del Valle de México y le permite distinguir sus elevaciones y especies botánicas, once de las cuales se pueden observar también en la terraza del museo. Se complementa, asimismo, con fotografías contemporáneas, un recorrido infantil y el proyecto Laboratorio expandido, donde invitan al público a explorar el paisaje desde el cuerpo, el dibujo, la escritura y la materia.
El jardín de Velasco estará disponible en el Museo Kaluz a partir del 25 de octubre y hasta el 26 de mayo del 2026.


