“He publicado una novela que dirán que no lo es”: Aura García-Junco

“He publicado una novela que dirán que no lo es”: Aura García-Junco
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  • carlos_olivares_baro

Circula en librerías un cuaderno extraño y peregrino, infrecuente: Anticitera, artefacto dentado (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018), de la narradora, ensayista y traductora Aura García-Junco (Ciudad de México, 1988). Novela de estructura fragmentaria conformada por viñetas, breves apartados, que funcionan como las cremalleras de una sugestiva ‘máquina-libro’.

Todo gira alrededor del  ‘Mecanismo de Anticitera’, computadora analógica (mecánica), aparentemente ideada por astrólogos y matemáticos  griegos en el año 200 a. C. Hallado en el Mar Egeo en 1901 entre los restos de un naufragio cercano a la isla Anticitera, esta maquinaria podía presagiar entornos astrales, eclipses y diversas efemérides. Aura García-Junco se imbuye en este asombroso artefacto y de otros objetos de la antigua Grecia y empalma relatos, aparentemente aislados, que dan como resultado una disidente novela dentro del panorama de la narrativa mexicana contemporánea.

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Reinvención y, asimismo, remembranzas de universos imaginativos contiguos a fabulaciones antiguas y referentes clásicos. Se asoman por estos folios los ánimos de Leonardo da Vinci, Luciano de Samosata, Miguel de Cervantes, Ítalo Calvino, Jorge Luis Borges, Antonio Tabucchi, Giorgio Manganelli, Marcel Schwob y Julio Cortázar. García-Junco se cobija en una holista alquimia-verbal y consigue una ‘suite narrativa’ de resonancias inquietantes desde admirable libertad creativa.

“Me han dicho que mi libro precisa de un lector culto, preparado. Pienso en el lector inocente con la capacidad de asombro abierta: mi libro está dirigido a ellos. El fragmento es una manera de invitación a un montaje que el lector deberá hacer. Me gustan esas historias que se quedan suspendidas, como volando en la cabeza, sin aparente conclusión, hasta que una palabra o una imagen completa el sentido que parecía ausente”, comentó en entrevista con  La Razón, Aura García-Junco, también investigadora de literatura clásica y medieval.

¿Usted está de acuerdo que la llame ‘novelista disidente’?  No me molesta.  Estoy de acuerdo en que he publicado una novela que algunos dirán que no lo es por su estructura cimentada en relatos aparentemente aislados. Yo insisto que todo gira alrededor de ese artefacto que inventaron los griegos hace más de dos mil años.

¿El mismo libro suyo es otro artefacto? Quizás en la intención de crear un paralelismo con los fragmentos que fueron hallados en el mar Egeo. La novela funciona como el almacén, el depósito  de muchos embragues, dientes, cremalleras, engranajes de una fábula de múltiples codificaciones.

¿Texto cervantino, cortazariano y borgesiano? Sí, son autores que he leído con detenimiento, o Ítalo Calvino, otro autor determinante en mi formación; pero, confieso el más cercano influjo de esta novela viene del narrador serbio Goran Petrovic con su fascinante Atlas descrito por el cielo.

Hay ciertos giros e imágenes en su libro que me llevan al terreno de la poesía. ¿Escribe usted poemas?  Soy una poeta de clóset. No me atrevo a publicar versos, le tengo mucho respeto a la poesía. Pero, sí: soy una ferviente lectora de poesía; escribo versos de manera furtiva.

Anticitera, artefacto dentado (Fragmento) / Por Aura García-Junco

Próspero sigue las instrucciones

Próspero bosqueja la máquina: une sus partes con líneas azules, escribe las letras de los ángulos con tinta roja. El artilugio dará agua bendita a cambio de una moneda. Próspero, diligente y meticuloso, dibuja el líquido, la ranura para la moneda, la vara. Sigue el escrito griego, el conjuro mágico arcano. Termina al fin, después de horas de trabajo. El boceto, rojo y azul, funciona.

Próspero despega con cuidado los trazos del papel. Los estira poco a poco hasta que el oxígeno los llena y toman cada vez más consistencia: el peso del agua lo obliga a poner el aparato sobre la mesa.

Ahora, la moneda se acerca tímidamente; luego, más segura. La ranura se abre, elástica y real, y, de repente, un clic. Próspero sonríe y la gota bendita cae al suelo.

Anticitera, artefacto dentado (Fragmento)

Por Aura García-Junco

Próspero sigue las instrucciones

Próspero bosqueja la máquina: une sus partes con líneas azules, escribe las letras de los ángulos con tinta roja. El artilugio dará agua bendita a cambio de una moneda. Próspero, diligente y meticuloso, dibuja el líquido, la ranura para la moneda, la vara. Sigue el escrito griego, el conjuro mágico arcano. Termina al fin, después de horas de trabajo. El boceto, rojo y azul, funciona.

Próspero despega con cuidado los trazos del papel. Los estira poco a poco hasta que el oxígeno los llena y toman cada vez más consistencia: el peso del agua lo obliga a poner el aparato sobre la mesa.

Ahora, la moneda se acerca tímidamente; luego, más segura. La ranura se abre, elástica y real, y, de repente, un clic. Próspero sonríe y la gota bendita cae al suelo.

 

Anticitera, artefacto dentado

Autora: Aura García-Junco

Género: Novela

Editorial: Tierra Adentro, 2018