Ida Vitale recibe el Cervantes y exalta el frenesí poético del Quijote

Ida Vitale recibe el Cervantes y exalta el frenesí poético del Quijote
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En Alcalá de Henares, España

Ida Vitale, quien se disculpó al término del discurso por “venir aquí y ahora a hablar de Cervantes”, desgranó ayer su “devoción cervantina, que carece de todo misterio”. Durante la ceremonia de entrega del Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares, en España, reconoció que su primera relación que tuvo con Don Quijote y los molinos que lo “tiraron por los suelos” provenía de unos baldosines que ornaban una fuente del patio en el que estudiaba.

Con esta confesión, Vitale, de 95 años, se adentraba en las maneras en que ha leído la obra cervantina. Un autor del que ensalzó su capacidad realista, de su capacidad para leer la naturaleza, también la humana, y, sobre ese material, ironizar.

Admiró su talento para mostrar que detrás de la idealización de Dulcinea lo que hay es una “aldeana fea y olorosa” y el talento que derrochó para hacerlo con una extrema delicadeza y sensibilidad. Pero ella no relegó la vertiente poética de Cervantes y señaló que “muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto”.

De esta manera introducía una lectura poética de la obra de este autor, que siempre sintió una enorme fascinación por el verso y el teatro. “Mis lecturas del Quijote, con excepción de la primera, dispuesta por lo programado por la enseñanza, o, bien pudiera ser, por el paciente tío Pericles, al que recuerdo bien dispuesto a traducirme Goldoni y soportar mis protestas cuando demoraba algún pasaje por surgirle alguna duda lexical o por estar organizando cómo sortear un pasaje considerado como ‘no apto’”.

El Dato: En el acto, el rey de España, Felipe VI elogió a México. El destino de Ida Vitale “fue México, un país de acogida... una nación solidaria”, dijo durante su intervención.

Con esta naturalidad, quitando cualquier mitología o leyenda a esta lectura primordial de nuestra lengua, reconoció que después de haber leído y releído las aventuras de esta pareja que son don Quijote y Sancho de una manera

desigual, dejándose llevar por los caminos y tirones del azar. Pero no quiso en ningún momento cerrar su discurso con una reivindicación de la mujer y de la mujer en la poesía.

Y dijo: “con todo lo que las afirmaciones de don Quijote, prudente y aun sabio, me reclaman de acatamiento, para terminar debo disculparle una afirmación que como suya, podría ser aceptada sin más: “que no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo”. No es mi caso puedo asegurarlo. Sin duda, don Quijote no imaginó jamás que ese género femenino al que se consideraba por oficio llamado a honrar y defender, pudiera caer en tan osada pretensión. Y en esto, estoy segura que acertó”.