Némesis, La peste, Decamerón y hasta La Biblia; los libros en tiempos de coronavirus

Némesis, La peste, Decamerón y hasta La Biblia; los libros en tiempos de coronavirus
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  • carlos_olivares_baro

La literatura ha recurrido muchas veces al tema de las epidemias en narraciones (novelas, relatos, crónicas...). Hay por supuesto en muchos casos la búsqueda del éxito comercial: lo terrorífico vende, lo pavoroso provoca curiosidad. Uno de los relatos más consultados y leídos del Nuevo Testamento es Apocalipsis, de San Juan: “Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios. / Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios / [...] / Y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles” (Apocalipsis 15, 1-8).

Pero, si nos detenemos en el Antiguo Testamento y abrimos los folios de Libro de Samuel (II-24) vemos cómo Dios le da al rey David la posibilidad de elegir entre tres castigos: siete años de hambruna, tres meses de guerra o tres días de peste. “Vino, pues Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya de peste en tu tierra?” / Giovanni Boccaccio (1313-1375) apela a la peste negra que azotó a Florencia en 1348 en su Decamerón: siete mujeres y tres hombres huyen del contagio y se refugian en una villa en la periferia de la ciudad, durante 10 jornadas narran 100 historias donde Eros centraliza todas las conjunciones dramáticas.

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Edgar Allan Poe en La máscara de la muerte roja (1842), relato de culto, apela a este recurso: "Y las tinieblas, y la corrupción,  la Muerte Roja lo dominaron todo”. Posiblemente, una de las fabulaciones más alusivas sea La peste escarlata, novela que el estadounidense Jack London dio a conocer en 1912, hoy un clásico de la ‘literatura de pandemia’ y pionera de la modalidad: Año 2013, la Tierra se está despoblando, la gente huye al campo, a causa de una extraña dolencia que acelera el ritmo cardíaco de las personas acompañado de una fiebre incontrolable. Una anómala ‘erupción escarlata’ se esparce por todo el cuerpo y los enfermos mueren de manera fulminante.

Rotundo éxito tuvo Soy leyenda (1954), de Richard Matheson: el único sobreviviente de una conflagración bacteriológica (los habitantes del planeta son vampiros) durante el día escudriña las madrigueras de estas aves para matarlas; pero, sabe que ha llegado el fin de la humanidad: una nueva especie ha ocupado el lugar de los seres humanos.

En el entorno de la narrativa mexicana contemporánea vale la pena destacar Salón de belleza (2013), de Mario Bellatín; novela corta que cuenta la historia de un peluquero travesti, quien cede su local en resguardo para las víctimas de un virus incurable. El protagonista se convierte en el espectador del sufrimiento de sus socorridos. Asimismo, son reveladoras La noche de Zona M (2019), de Alberto Chimal; y Retrato de mi madre con perros (2019), de Daniel Rodríguez Barrón.

En la crónica de esta modalidad, sorteando el sensacionalismo de muchas narraciones que se enmarcan en la clasificación de ‘novelas de catástrofe’, podemos reseñar por sus valores literarios, a varios libros dentro de un sorprendente catálogo. Aquí señalamos los más trascendentes a nuestro juicio,  de acuerdo a una indagación entre más de 50 publicaciones.

Humanidad y catástrofes

Otros títulos que recomienda La Razón son:

La peste (1947), de Albert Camus.

Derivaciones del aislamiento de una metrópoli (Orán, Argelia) desde los actos y gestos de sus moradores. Indagación profunda de las reacciones de los seres humanos frente a una situación límite. ¿Cómo procedemos ante una calamidad? Alegoría de la guerra y de la condición humana a través de los avatares de una ciudad asediada por una epidemia.

Diario del año de la peste  (1772), de Daniel Defoe.

Relato que devela los  crudos episodios de la epidemia de peste que azotó a Londres entre 1664 y 1666. Gestos humanos heroicos y sórdidos: padres que abandonan a su prole infectada, casas amuralladas con enfermos en su interior,  ricos que huyen a sus casas de campo y extienden la epidemia, servidumbre que cuida a sus amos, saqueos... / Va de lo impresionante a lo pavoroso.

Apocalipsis  (1978), de Stephen King.

Un virus gripal, creado artificialmente como potencial arma bacteriológica, se propaga por Estados Unidos: fallecimiento de millones de personas. Una anciana y un joven afloran en los sueños de los pocos sobrevivientes. La octogenaria los incita a viajar a Nebraska para luchar en contra de un execrable personaje, encarnación de las fuerzas del mal.

El sueño de la aldea Ding (2013), de Yan Lianke.

La muerte transita por los caminos de la que fue una floreciente localidad.  Sus moradores están acosados por una extraña fiebre que los conduce a la muerte. Es la enfermedad de quienes hace unos años ofrecieron su sangre a cambio de dinero. Un niño narra la historia  del suceso de la contaminación. Una de las grandes novelas de la literatura china contemporánea.

Némesis (2010), de Philip Roth.

Devastaciones de la  epidemia de polio, que amenaza con dejar a los niños de la ciudad de Nueva Jersey mutilados, paralizados o minusválidos; e incluso conducirlos a la muerte. La enfermedad desmantela la zona de recreo del colegio local. Plaga que atosiga al joven protagonista por las rutas del  miedo, el pánico, la cólera, el desconcierto, el sufrimiento y el dolor.

El amor en los tiempos del cólera (1985), de Gabriel García Márquez.

La apasionante historia sentimental de Fermina Daza y Florentino Ariza, en un poblado del Caribe, durante  más de 60 años. Escenario fantaseado que desemboca en zonas míticas. Las resinas, olores y aromas del trópico sustentan una alegoría alucinante.