A SIMPLE VISTA

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A SIMPLE VISTA
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Los pétalos caían al suelo después de revolotear en su último adiós mientras quien los arrancaba con saña, suspiraba de amor indeciso. Aumentaba las probabilidades del querer o no querer y las pasaba del 50% al 66% del me quiere mucho… poco… nada. Y aún con ese aumento, seguí insegura pues no había seguridad en deshojar una flor para determinar algo tan complejo como la química cerebral y el aumento de presión sanguínea al ver a una dama del que no sabía ni su nombre.

Antes de terminar con la tortura sistemática de la margarita, la tiró completa, seguía sin poder creer, a pesar de la parálisis en la respiración, que fuera amor a primera vista y sin importar cuantas veces se lo repitiera su lado racional, su lado emocional se carcajeaba y le decía lo contrario.

Toda la literatura y filmografía del amor realmente es una basura, nada habla del amor, hablan de un mundo perfecto donde dos seres confluyen en contra de todo para convertirse en algo más grande que la suma de sus partes y en ningún momento, en ninguna de sus secciones te mencionan la angustia por el rechazo y la imposibilidad de concentrarse para hallar la forma de coincidir, iniciar una conversación y deslizar las palabras que te abrasan la garganta y que tienes que sacar antes de que termines consumiéndote, el famoso “disculpa que te interrumpa, oye mi nombre es X y da la casualidad que te vi hace unos días y algo muy extraño sucedió de alguna forma estoy obsesionado y mis pensamientos solo giran en torno tuyo. Claro, sé que no te conozco pero, eso es indistinto para lo que siento así que no quiero acatarrarte más ni ser intrusivo pero hey… te amo”.

En que universo alterno o sueño guajiro eso podría funcionar. Exacto, en ninguno a menos que tu enamoramiento sea tan etéreo como la posibilidad de que en lugar de un rechazo directo y hasta ofensivo, ella se tire a tus brazos y te diga que espero encontrarte desde que dejó de usar pañales desechables y soltó el vicio del chupón. Lo mismo digo, ninguna.

Es en ese punto en el que todo deja de ser un cuento de hadas y se transforma en un relato kafkiano en el que necesitas entrar en un obsesivo e intrusivo entorno donde para averiguar lo que le gusta tienes que cruzar lo que no, para encontrar las coincidencias, debes navegar entre posturas confrontadas y mientras más la conoces, más la entiendes pero, algo se rompe dentro de ti, ya no es la mujer perfecta, la que te hace olvidarte de respirar, encuentras defectos que si bien no empañan el brillo, si son minúsculos distractores del resplandor y antes incluso de poder acercarte a elevar tus coloridas plumas e iniciar la danza de cortejo, hay pequeñas grietas, minúsculas aún pero fracturas evidentes. Aún no hay el vínculo y ya existe el rompimiento y es que los dichos son sabios, “busca y encontrarás” y sabía que no existe la perfección y ahora también, mi razón me dice algo y mis emociones lo opuesto.

La verdad es que no sé para que escribo esto, al igual que lo que se sabe del amor, dentro de la humanidad, a excepción de unos muy contados y escondidos casos, tampoco existe la felicidad por el éxito ajeno y sí el morbo por la desgracia, por ejemplo, si dos personas que no tienen coincidencias visibles se enamoran, en lugar de alegrarnos, buscaremos alguna razón para justificar el asunto “ella está por dinero”, “él la engatusó”, “sé que el papá de… le debe una fuerte cantidad”, “son cascos ligeros” y, es muy poco probable que en el prejuicio alguien salga diciendo “miren que maravilla, no tienen nada en común y aún así, el amor prevalece”.

La gran ventaja que tenemos ahora, es que nuestra vida está expuesta en medios digitales y si bien, nunca me había enamorado a primera vista, pude saltarme el estado obsesivo febril de construcción de fantasías y meterme de lleno en la búsqueda de la verdad… supuesta pues los filtros y las frases son la forma moderna de mentir(nos).

El amor tiene varias etapas y pasé de la destrucción de un ser vivo cubierto de pétalos, a deshojar la personalidad del centro de mi afecto que bien pudo convertirse en obsesión si no fuera porque en su perfil encontré lo que quizá hubiera descubierto en meses de salidas y convivencia.

A quienes les compartí esto me llamaron loco y me dijeron que me perdía lo mejor de la vida y mientras lo decía veía las cicatrices de amores no correspondidos, de traiciones no esperadas, de ilusiones destrozadas y no, no había motivo para sufrir en pequeñas dosis cuando sabes que vas a sufrir. Era mejor así, al amor a primera vista se le pueden echar varias ojeadas hasta darnos cuenta de que el amor es un constructo extraño y así dejar de creer en fantasías.

Ella caminó por el café, ahí estaba sentado, lo veía cada mañana, en un principio creyó que le interesaba y su pulso se aceleró, empezó a arreglarse un poco más y a permanecer más tiempo en su zona visual, había momentos en que parecería que se acercaría y entablaría una plática trivial que diría más que las palabras, algo así como “me gusta cuando está nublado” en una clara evocación de copas de vino frente a una chimenea mientras el cielo se desgarra en llanto pero, no, nunca se acercó, conforme pasaban los días, el interés que vio empezó a menguar y ella estuvo a punto de acercarse aunque no tuviera ningún motivo que le permitiera hacerlo, malditas fueran las normas de conducta entre hombres y mujeres, se supone que ya estábamos en otros tiempos y aún así, si ella se acercaba las señales mandadas serían distintas. Se sentó en un lugar donde estuviera dentro de su visión periférica buscando un contacto visual directo y entonces ella sonreiría y todo empezaría…

Nunca pasó y quizá… fuera lo mejor.