Grecia, con pasaje a Sudáfrica 2010

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Foto: larazondemexico

EFE

Un solitario gol del jugador del Panathinaikos Dimitros Salpingidis a la media hora del primer tiempo le ha servido a Grecia para vencer en Ucrania y clasificarse para la segunda fase final de una Copa Mundial de la FIFA. Los griegos, que habían igualado en la ida, sorprendieron a todos en la revancha y retornan al grupo de élite a 16 de su última aparición mundialista.

Ante todo, respeto

Arrancó el choque con unos minutos de tanteo y de respeto mutuo que dejaron un juego anodino y de poco carácter ofensivo. La lluvia dificultaba la fluidez en el movimiento del balón y ninguno de los dos conjuntos tomaba la batuta del partido.

Poco a poco Ucrania se soltó y a los siete minutos Shevchenko dispuso de una clarísima ocasión pero su remate, a puerta vacía tras un rechace de Alexandros Tzorvas, se marchaba desviado. El acercamiento ucraniano lo respondió Grecia tres minutos después con un remate de cabeza de Giorgios Samaras que se marchaba rozando el larguero de la meta defendida por Andriy Pyatov.

Los locales parecían tener el partido controlado y producían llegadas esporádicas como un lanzamiento de falta de Oleknsadr Alíev que despejó con apuros el meta heleno. Los griegos, agazapados en su medio campo, lo fiaban todo a las contras.

Precisamente en una de ellas, un precioso pase entre líneas de Samaras encontraba en su finalización a Dimitros Salpingidis, que de tiro cruzado y por bajo ponía en ventaja a los visitantes y les acercaba a Sudáfrica.

El gol obligaba a Ucrania a lanzarse al ataque tras el 0-0 de la ida y el empate estuvo cerca de llegar al filo del descanso cuando Yarmolenko y Shevchenko se estorbaron en el remate de una falta lateral.

Sin respuestas

En el segundo tiempo, la entrada de Seleznov dio aires nuevos a los ucranianos que encerraron a Grecia en su campo. En los peores momentos de los hombres de Renhaggel surgió la figura del guardameta Alexandros Tzorvas, muy seguro durante los noventa minutos.

Poco a poco la impotencia hizo mella en los locales, que comenzaron a atacar más con el corazón que con la cabeza. Los helenos, que demostraron la solidez defensiva que les hizo campeones de la Eurocopa hace cinco años, se limitaron a despejar las llegadas de sus rivales y aguantar el marcador favorable. El Mundial, para sorpresa de muchos, ya era un hecho.

asc

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