Estreno en México

Blanca Nieves es un live action que arriesga poco

La película basada en la cinta animada de 1937 plantea que lo más importante es la belleza interior, pero cae en contradicciones; Rachel Zegler y Gal Gadot, las protagonistas

Gal Gadot, dando vida a la bruja, y Rachel Zegler, en la piel de Blanca Nieves.
Gal Gadot, dando vida a la bruja, y Rachel Zegler, en la piel de Blanca Nieves. Foto|Disney

El live action de la galardonada Blanca Nieves y los siete enanos (1937), una versión edulcorada del oscuro cuento de los Hermanos Grimm, tenía como consigna la fidelidad con la propuesta visual original, que en su momento resultó innovadora dentro del campo de la animación. Ahora está enriquecida con los recursos de las imágenes generadas por computadora (CGI). Como espectáculo y entretenimiento, resulta bastante satisfactoria.

En la película animada, las secuencias evocaban la tradición costumbrista del cuento de hadas europeo y hacían referencia al idilio monárquico y el impacto pesadillesco de reminiscencias del expresionismo con sus figuras y sombras deformándose durante la transformación de la bruja o en la primera intrusión de la protagonista en el bosque. En esta nueva entrega, ahora dichas secuencias se visten con vívidas tonalidades y texturas que, en conjunción con la música ya conocida y complementada con canciones nuevas que mantienen la identidad clásica, ofrecen una adaptación atractiva y digna, al menos en el apartado estético, porque los problemas vienen después.

Dejando de lado las estériles polémicas generadas con respecto a la elección del cast, casi de inmediato se disipan con una solvente interpretación de Rachel Zegler —Amor sin barreras (2021)— y Gal Gadot —Mujer Maravilla 1984 (2020)— , así como la simpática presentación de los siete enanos, de quienes se resalta su naturaleza fantástica para justificar su manufactura digital.

Sin embargo, en realidad, lo más complicado de la propuesta está en actualizar la historia de 1937, una de las producciones animadas de Disney que hoy a la distancia es de las más caducas en su discurso.

En su búsqueda por darnos una fábula distinta sobre la valoración de la apariencia, al final se contradice al mostrar que la verdadera belleza de Blanca Nieves es la que viene del interior, cuando en principio, el mismo espejo le decía a la reina que ella era la más bella, pese a ser malvada.

Entonces, con esta contradicción, surgen algunas preguntas: ¿el espejo le estaba mintiendo a la reina o acaso cambiaron de pronto sus parámetros?, ¿en todo el reino, no había nadie tan bueno en sus sentimientos que también se equiparara con ella? Para colmo, cuando la villana se convierte en anciana, suelta la frase: “Despójame de toda belleza”. Es decir, ¿en la vejez sólo hay fealdad? No hablemos del mensaje de que si muestras empatía por una desposeída, puede llevarte a la muerte.

  • El Dato: Incluye nuevas canciones originales de Benj Pasek y Justin Paul. La banda sonora original es de Jeff Morrow.

Por otra parte, en Blanca Nieves, al menos el sometimiento femenino a las labores domésticas y su dependencia de un príncipe que la rescata, logran solventarlo con la inclusión de un forajido, lo cual le otorga a la princesa un rol a nivel de sublevación social, pero es lo único, ya que sigue reforzando ideas de que los vasallos son felices siendo así, sólo porque los reyes a veces bajan de sus palacios lujosos a convivir un rato con ellos, o que aquella mujer que ambiciona y se empodera es maligna y sólo es virtuosa si su inocencia y candidez son excesiva.

Pese a la aceptable manufactura, adaptar una película tan anticuada y llena de estereotipos insalvables, por más que le cambien el nombre, a estas alturas ya es un despropósito y vale más la pena seguirla valorando como lo que fue de acuerdo con su contexto. Aun así, si no se atiende el maniqueísmo heredado desde la obra original, se puede disfrutar de un viejo cuento de princesas como un dulce con nueva envoltura, que en el interior continúa igual. La cinta ya está en cines.

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