A través de los corridos, un género con letras misóginas y de alto contenido violento, la cantante Vivir Quintana continúa cambiando las narrativas en la música regional mexicana. Lo hace ahora en el disco Cosas que sorprenden a la audiencia (Universal Music, 2025), dando voz a las mujeres que están en prisión por defenderse de años de violencia doméstica, de secuestros o de abusos sexuales. A ellas les dice “que se lo siguen mereciendo todo, no sólo el dolor” y, de paso, quiere que otras sepan: “Tienes todo el derecho a defenderte”, comentó a La Razón.
En 10 corridos contados en primera persona por alguna de estas mujeres privadas de su libertad, pero en voz de Vivir Quintana, la intérprete documenta con crudeza lo que vivieron.
“Quiero que ellas cuenten en primera persona lo que les pasó, porque siento que en México existe eso de pensar que las mujeres que están privadas de su libertad física, ya no se merecen tener una voz, la música, el canto; ya no se merecen más que el dolor. Quiero que con estas canciones sepan que se lo siguen mereciendo todo”, dijo.

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La intérprete originaria de Coahuila también quiere que ese hecho no defina a estas mujeres. “Lamentablemente les pasó algo y es una huella que tienen ahí, pero no son lo que les pasó. A las protagonistas les decía: ‘Sí, te hice un corrido, pero tú no eres tu corrido nada más, ni eres nada más este suceso que no te debió haber pasado’, porque creo que a nadie en México ni en el mundo le debería pasar eso, tener que defenderte de una agresión”, añadió.
En el álbum está el relato de Yakiri Rubio en “La Nochebuena más triste”, quien en 2013 fue secuestrada por dos hombres que la llevaron a un hotel y la violaron, pero acabó matando a uno de sus agresores; el de Roxana Ruiz en “Era él o yo”, en el que entre las tristes guitarras rasgadas se narra cómo se defendió de un abuso sexual; o “Al tiro”, sobre una mujer que había denunciado los golpes de su esposo, pero nunca le hicieron caso y cuando ella lo mató al descubrir que había violado a una de sus hijas, los policías llegaron en cinco minutos; y el de “Mi casita”, de una mujer a la que trataron de sacarle los ojos con un cuchillo y ella terminó asesinando al hombre, pero al declarar la golpearon y la exhibieron en los medios de comunicación.
“Quiero que la gente sepa que hay otras narrativas posibles dentro de un género que es tan violento y tan misógino con nosotras. Pero además, al Estado decirle, ‘necesitamos que quiten el término exceso de legítima defensa cuando una mujer se defiende en México’, destacó Vivir Quintana.
Para crear Cosas que sorprenden a la audiencia, durante 10 años la cantante recorrió varias prisiones del país, pues hubo dos hechos que detonaron esta investigación: el feminicidio de una amiga, lo cual la llevó a preguntarse qué hubiera pasado si la víctima fuera el hombre que la mató; y cantar en la escuela en cada fecha festiva el “Corrido de Rosita Alvírez”, que no sólo narra un feminicidio, sino que revictimiza a la joven ultimada a balazos.

“Hace 15 años una de mis amigas de la universidad fue víctima de feminicidio, tuvo mucha revictimización en los medios. Me tocó ver su foto en los periódicos de la esquina de cómo la había dejado el tipo que la atacó, se me quedó grabada. Me obsesioné con la idea de qué hubiera pasado si ella lo hubiera matado a él. Empecé a investigar qué pasaba con las mujeres que se defienden de sus agresores sexuales, de sus violadores, de sus violentadores, y descubrí que las metían a la cárcel. Así inicié esta búsqueda”, contó.
Al inicio no sabía que terminaría plasmando esta investigación en su música. Sin embargo, ahora conoce la importancia de dar a conocer estas historias a través de estas canciones, pues muchas veces se juzga a estas mujeres sin conocer qué las llevó a asesinar y llegar a esa situación al límite.
“Somos buenos para juzgar las historias ajenas, decimos, pero ¿por qué no lo dejó antes de matarlo? No es fácil, existe algo que se llama alienación y es difícil salir de ahí. Es toda una violencia estructural. Sí hay que tener más empatía para ver estas historias, para escucharlas incluso”, comentó.
Vivir Quintana quiso narrar sin tapujos esas historias, sin metáforas ni ficciones, pero también buscó que fueran canciones para bailar y disfrutar.
“Este disco es para cantar, para bailar, porque luego dicen: ‘No, es que nos sentimos mal de bailar estas canciones’, y yo les digo: ‘Hay que hacerlo, ya hemos bailado otras peores’. Era contar las historias de ellas a través del canto, del baile, de la música, de las armonías, de las melodías para que pase algo sanador, que les traiga paz y justicia, que es lo que tanto necesitan”, destacó la artista.
“Ojalá algún día se deje de entonar ‘Canción sin miedo’”
| Por Adriana Góchez
En las marchas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en las manifestaciones para pedir justicia por una mujer víctima de feminicidio o en las protestas para gritar por las desaparecidas, hay un tema que condensa una rabia colectiva, “Canción sin miedo”, que ha sido entonada por miles con fuerza, enojo, tristeza y esperanza. Se ha convertido en un himno y Vivir Quintana sólo espera que “algún día” se deje de cantar, “porque va a significar que algo cambió, que ya no es necesaria”, comentó a La Razón.
La coahuilense, quien compuso este tema a raíz del feminicidio de su amiga, confesó que esta canción ha sido agridulce, porque ha llegado a varios países, donde se han hecho versiones, pero también eso significa que la violencia hacia las mujeres ocurre en todas las latitudes del mundo, entonces nadie está a salvo.

“Ha tenido todos sus matices, porque por un lado digo: ‘Qué bonito que tu música llegue y toque tantos corazones, tenga tanto espejo y tanta empatía’. Por otro lado, digo: ‘Qué horrible que nos está pasando esto en muchas partes del mundo’. Que haya tantas versiones de ‘Canción sin miedo’ quiere decir que hay tantos tipos de violencia que nos están atravesando a las mujeres y que hay tantas víctimas en todo el mundo, pero también hay tantas mujeres que están luchando para que esto ya no sea igual. Entonces es una emoción, como decía Fey, ‘Azúcar amargo’”, expresó.
De “Cantar sin miedo” hay versiones en italiano, en euskera, en catalán, en lenguas originarias y en francés. En cada país se nombra a sus propias mujeres víctimas de la violencia, por eso espera que algún día este tema termine siendo una anécdota y que los corridos que compuso en Cosas que sorprenden a la audiencia queden en el pasado.

